Por Krystnell Storr
NUEVA YORK (Reuters Health) - Las personas con malacirculación en las piernas se benefician con un programa paracaminar en el hogar y son más propensas a sostener la actividaden el largo plazo, según demuestra un estudio de Estados Unidos.
Los autores aseguran que la intervención es más efectivapara sostener la motivación que el ejercicio en el hospital quese utiliza para un trastorno tan común y discapacitante. Es más,podría ser un tratamiento costo efectivo de primera elección.
"Me sorprendió poder lograr una diferencia sostenida en eltiempo entre el grupo tratado y el grupo control porque es muydifícil que estos pacientes adhieran a un programa físico en ellargo plazo, aunque sea supervisado, y el nuestro no lo estaba",dijo la autora principal, doctora Mary McDermott, profesora deNorthwestern University, Chicago.
Los Institutos Nacionales de Salud estiman que 8-12 millonesde estadounidenses o uno de cada 20 mayores de 50 años padeceenfermedad arterial periférica (EAP), que se produce por laacumulación de placa en las arterias, especialmente de laspiernas.
La EAP aumenta significativamente el riesgo de tener uninfarto o un accidente cerebrovascular (ACV).
Los afroamericanos tienen dos veces más riesgo que losblancos de padecer esta enfermedad. Otros grupos de riesgo sonlos fumadores, los diabéticos, los hipertensos, las personas concolesterol elevado o con un infarto o ACV previo.
El equipo de McDermott reunió a 194 pacientes con EAP en laspiernas y, al azar, los organizó en dos grupos para elexperimento que duró un año. Un grupo participó del programaestructurado de actividad física en el hogar y el otro grupo(control) no hizo ejercicio.
Al inicio y al final del estudio, todos los participantesrealizaron la prueba de los seis minutos para evaluar cuántodemoraban en recorrer 30,5 metros.
Durante los primeros seis meses, el grupo de la intervenciónse reunió una vez por semana en un centro de actividad físicapara recibir instrucciones sobre el ejercicio que hacían en casauna vez por día. El grupo control también se reuniónsemanalmente, pero en un centro médico y para recibirinformación sobre salud general.
En los otros seis meses, el grupo que hacía ejerciciorecibió llamadas telefónicas mensuales de un facilitador paraalentarlos a caminar cinco veces por semana con un test rápidosi sentían algún malestar y a aumentar el ejercicio hasta 50minutos diarios. En el grupo control, un coordinador repasó lainformación asociada con los temas de salud que habían tratadodurante las reuniones.
Al final del estudio, los participantes del programacaminaban más rápido y más lejos que los del grupo control, enel que se redujo el rendimiento inicial, según publica el equipoen Journal of the American Heart Association.
Con la intervención, los pacientes pudieron caminar 26,5 mmás en seis minutos (de 355,5 m al inicio del estudio a 382 m alfinal del estudio), mientras que el grupo control recorrió 7,6 mmenos al año.
Para McDermott, el hábito de caminar durante una determinadacantidad de tiempo todos los días fue lo que más impactó en elgrupo que participó del programa, aún más que las llamadastelefónicas motivacionales.
FUENTE: Journal of the American Heart Association, 21 demayo del 2014.