
La fibra óptica será atractiva en los hogares con el reclamo de un TV de gran calidad.
No es casualidad. Un puñado de grandes telecos europeas está moviendo sus piezas para convertirse en videocompañías. Quédense con este nuevo término. La corriente está contagiando al sector de manera prodigiosa, siguiendo el ejemplo que triunfa en los Estados Unidos. De hecho, los consultores llevan tiempo advirtiendo de que el negocio de las comunicaciones fijas y móviles está tocando techo y que la alternativa consiste en ofrecer nuevos servicios sobre las redes de alta capacidad, con la televisión de pago como principal reclamo comercial. De esa forma, la fibra óptica (o el cable) y la alta definición formarán una feliz pareja de hecho. Serán como continente y contenido. No habrá una sin la otra.
Al mismo tiempo, los smartphones también tienden a agrandar sus pantallas, rivalizando con las tabletas, para así satisfacer la creciente demanda de consumos audiovisuales de calidad en los dispositivos móviles. Se contarán por millones los usuarios que seguirán los partidos del Mundial de Brasil a través de estos equipos de bolsillo. De esa forma, el operador que disponga de los derechos audiovisuales tendrá motivos para celebrar los goles ante una nueva audiencia que apenas existía hasta la fecha.
El mercado comienza a trufarse de ejemplos de operadores de telecomunicaciones transformados en videocompañías. El caso más notable lo protagoniza AT&T, la mayor teleco del mundo, que ahora negocia la compra de Direct TV, el segundo operador estadounidense de televisión de pago por satélite, con más de 20 millones de abonados en aquel país. La operación en ciernes podría rondar los 36.300 millones de euros.
Movimientos en Estados Unidos
El arrebato de AT&T tiene mucho que ver con la ofensiva de la cablera Comcast por adquirir Time Warner Cable a cambio de 33.000 millones de euros. De no concretar la operación, Liberty Media estaría al quite con su generosa chequera. Además, los operadores Atlantic Broadband, Grande Communications y RCNl ya se han asociado con Netflix, el videoclub online con la oferta de contenidos más atractiva del mundo.
En suelo español sólo hay que fijarse en las dos telecos líderes para comprobar que sus intenciones están en sintonía con las de otros gigantes globales. Telefónica ha ofrecido 725 millones por el 56 por ciento de Canal+ para así liderar el mercado de televisión de pago. La compañía que preside César Alierta reforzará de forma extraordinaria su oferta de Movistar TV con un catálogo de contenidos de gran calidad y con una tecnología satelital que complementará el despliegue de la televisión de pago en aquellas zonas en las que resulte complicado acceder a través de fibra óptica. Por lo pronto, Telefónica negocia las condiciones de una compra en la que Mediaset podría reservarse un último movimiento y crecer accionarialmente en la plataforma de pago.
La propuesta de compra de Telefónica en Canal+ se produce poco después de que Vodafone firmara un acuerdo de compra de Ono, que incluye la televisión de pago con la plataforma TiVo. Sin salir del continente europeo, Vodafone también hizo suya la cablera Kable Deutschland, mientras que Liberty compraba Virgin Media en el Reino Unido y a Ziggo en Holanda. En Francia, el operador de fijo Numericable ganó la batalla por SFR y ahora puja por el móvil virtual Virgin Mobile. También en el mercado del móvil, Orange sondea la adquisición de su rival Bouygues Telecom, maniobra que pondrá a prueba la tolerancia de los reguladores europeos en materia de competencia. Y habrá más operaciones.
Fin de la tarifa plana en fijo
Por si lo anterior no bastara, en unos años, los operadores europeos acabarán con sus tarifas planas ilimitadas en fijo para cobrar por consumo, como ya ocurre en la banda ancha móvil. En ese escenario, la videocompañía que disponga de contenidos atractivos tendrá media batalla ganada. Basta con observar la política comercial de la estadounidense Comcast para adivinar por dónde irán los tiros en Europa. Por ahora, la cablera establece un tope de consumo online de 300 GB por hogar y cobra 10 dólares por cada bloque adicional de 50 GB. En los próximos cinco años, la videocompañía Comcast prevé elevar el tope de consumo hasta los 500 GB dado el desarrollo de la televisión en alta definición a través de streaming.