General Motors (GM) ha sido sancionado con 35 millones de dólares (25,5 millones de euros) por el Departamento de Transporte de EEUU como consecuencia del retraso de la compañía en llamar a revisión a más de 2,7 millones de vehículos tras los fallos de seguridad detectados en varios modelos del fabricante de Detroit.
La multa, la más elevada contemplada por la legislación al respecto vigente en EEUU, se completa con un acuerdo entre las autoridades y el fabricante por el que GM se compromete a llevar a cabo una amplia serie de cambios internos en relación con sus procedimientos para la revisión de los fallos de seguridad detectados.
"La seguridad es nuestra principal prioridad y este anuncio pone en guardia a todos los fabricantes de que serán responsables si no informan y resuelven con rapidez los fallos de seguridad detectados", destacó el secretario de Transportes de EEUU, Anthony Foxx.