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Cuesta mucho empezar este texto hablando de constructoras. Sí, es cierto, va dedicado a Acciona, Sacyr Vallehermoso y Ferrovial, que ayer presentaron sus resultados del primer trimestre. Pero, aunque siempre se les haya tachado de constructoras, cuesta mucho referirse así a ellas esta vez.
Y no sólo por su archiconocida diversificación hacia otros negocios como los servicios, la gestión de infraestructuras, la energía o los aeropuertos. También porque el protagonista de la noticia, en esta ocasión, tiene más kilovatios que ladrillos.
Por ejemplo, Acciona. La compañía presidida por José Manuel Entrecanales ha visto cómo la facturación de su división de infraestructuras ha caído un 13,7%; y un 38,3% la del área inmobiliaria. En cambio, ¿qué ha hecho Acciona Energía? Ingresar un 35,5% más, hasta 341 millones; mientras que la participación del 25% que tiene el grupo en Endesa se ha traducido en otros 1.292 millones.
Suma y sigue. Porque si miramos el beneficio bruto operativo (ebitda), vemos que la eléctrica representa el 63,7% de los 636 millones de ebitda que ha tenido Acciona en la primera recta del año. Es decir, que por cada diez euros de beneficio bruto operativo que consigue el grupo, casi siete euros proceden de Endesa.
Pero esta inyección de dinero tampoco sale gratis y, de hecho, los gastos financieros (-297 millones) y las amortizaciones (-204 millones), en su mayoría derivados de la inversión en Endesa, se comen tres cuartas partes del ebitda, hasta dejar el beneficio antes de impuestos en 209 millones. Si a esta cantidad le restamos los impuestos, la ganancia neta de Acciona se sitúa en 154 millones, un 9,5% más de los que ganó en el primer trimestre del pasado ejercicio. ¿Esto es mucho o poco? Depende. Comparado con el mal momento económico, lo justo sería aplaudir un crecimiento de casi dos dígitos. Pero no puede negarse que la última línea crece mucho menos que las primeras (ver cuadro).
Algo parecido ocurre en Sacyr Vallehermoso, una compañía que en esta ocasión preferiría tener sólo un nombre: el primero, porque la pata inmobiliaria ha sido un auténtico lastre. Ha vendido un 71,8% menos de viviendas hasta marzo, con una caída de los ingresos del 25,6%, hasta 233,1 millones; y un desplome del 68,7% del ebitda, hasta 23,4 millones, debido al congelado negocio del suelo. De hecho, la compañía prevé recuperar el ritmo en la venta de viviendas y conseguir cerrar el año con unas cifras parecidas a 2007, pero admite que el global de la división inmobiliaria se verá sacudido por la negativa actividad de suelo. Pero el grupo presidido por Luis del Rivero ha conseguido salvar este desplome inmobiliario gracias a su participación del 20,01% en Repsol YPF, que le ha inyectado 242,5 millones de euros y le ha permitido un timidísimo incremento del beneficio del 1 por ciento, hasta 205 millones.
Bueno, Repsol y una positiva fiscalidad son los responsable de este ligero crecimiento de las ganancias, ya que sin el favorable efecto de los impuestos, el beneficio de Sacyr habría sido inferior al alcanzado en marzo de 2007. De hecho, el beneficio operativo del grupo ha caído un 12,5%, hasta 256 millones; frente al incremento del 4,2% de los ingresos, hasta 1.320 millones.
En este primer trimestre todavía no está recogida la venta del 33,32% de Eiffage, por 1.920 millones de euros, que permitirán reducir la deuda de 20.215 millones que alcanzaba el grupo el pasado 31 de marzo.