Empresas y finanzas

Suiza vota de nuevo el tope de los sueldos a los directivos

Gobierno y Parlamento helvéticos temen una fuga de grandes empresas

La carrera es cuesta arriba, pero sólo falta un día para saber si Suiza se transformará de paraíso capitales a un infierno de directivos. El domingo, la Confederación llamará a sus ciudadanos a las urnas para votar un referéndum sobre la propuesta legislativa lanzada por las juventudes socialistas: la Iniciativa 12:1, que propone introducir en la Constitución helvética la obligación de que ningún empleado pueda ganar en un año menos de lo que un alto ejecutivo ganaría en un mes.

No es la primera vez que el país vota sobre reducir las desigualdades salariales. Una consulta parecida se produjo en marzo de este año, cuando los suizos aprobaron en otro referéndum poner un tope a los salarios excesivos de los directivos y a los privilegios que reciben una vez que abandonan sus puestos. En esa ocasión, el sí recibió un respaldo de 1,5 millones de votantes, equivalente al 67,9 por ciento de los que participaron.

Pero ahora, las encuestas dan un resultado mucho más incierto y el no a la iniciativa podría ganar, aunque con una mayoría apretada. Por esto, los impulsores del referéndum no escatiman esfuerzos y siguen con una campaña basada en las redes sociales, en las que cada semana proponen la fotografía de un fat cat -literalmente "gato gordo"-, uno de los altos directivos que más ganan.

De momento el personaje estrella de la Iniciativa 1:12 es -a su pesar- el consejero delegado del banco UBS que, con su "bonus de entrada" de 26 millones de francos suizos (casi 21 millones de euros) gana 194 veces el sueldo más bajo de su empresa.

Sin embargo, semana tras semana, en el perfil de Facebook de la campaña han desfilado también Brady Dougan (el jefe de Credit Suisse que en 2009 declaró a Hacienda 75 millones de euros) o el consejero delegado de Novartis, Joseph Jimenes, que el año pasado se puso en el bolsillo más de 13 millones.

Fuga de empresas

Sin embargo, a pesar de ganar sólo 7 millones de euros, el que más se ha tomado en serio la propuesta del referéndum es Peter Brabeck, de Nestlé, que ha amenazado con llevar su multinacional a otro lado si ganara el sí en la consulta.

De hecho, esta iniciativa preocupa tanto a las empresas como las instituciones suizas, que temen una fuga de firmas: el Consejo y la Asamblea federal -el Gobierno y el Parlamento del país que tiene que pronunciarse sobre cada referéndum- han invitado a los electores a votar por el no, ya que la medida "afectaría al mercado laboral", hoy en día muy flexible en Suiza. El miedo del Gobierno es que "las grandes empresas dejen el país".

Las empresas más grandes, las que cotizan en la Bolsa de Zúrich, son 300 y emplean a alrededor del 20 por ciento de los trabajadores suizos, realizando más del 30 por ciento de las exportaciones y la mitad de las inversiones en investigacion y desarrollo. Se trata de números importantes en los que hace hincapié el comité para el no, cuyo portavoz Toni Brumer explica que el bienestar suizo "no se puede dar por descontado" y hay "que defenderlo". Según Bernard Salzmann, de la asociación Sgv, que representa las pequeñas y medianas empresas, la iniciativa amenaza con ser contraproducente, ya que las pocas decenas de altos directivos millonarios "encotrarán por ciento la manera de eludir la norma", privando a las arcas publicas de importantes recursos. De hecho, varios de los opositores a la Iniciativa 1:12 subrayan que, de los salarios millonarios, la mitad se va en impuestos que benefician la colectividad.

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