
Guerra total en la cúpula de FCC. La decisión de las entidades acreedoras de la compañía (Banco Santander, BBVA, Bankia, Popular, Sabadell y Caixabank) de imponer a Juan Béjar como consejero delegado ha provocado un clima de alta tensión entre el ejecutivo y la principal accionista, Esther Koplowitz, que ha provocado que se deteriore notablemente la comunicación entre ambas partes.
La tensión en los consejos de administración de la compañía es notable y, según fuentes consultadas por este diario, el consejero delegado ningunea de modo considerable las opiniones de la presidenta de la compañía, Esther Alcocer, e incluso llega a imponerle sus decisiones.
La complicada situación financiera por la que atraviesa FCC (en estos momentos soporta una deuda de 6.577 millones) ha hecho que los bancos exijan un agresivo plan de ajuste para meter en cintura las cuentas de la empresa, muy perjudicada por el desplome de la licitación de obra pública en España y por su escasa proyección internacional, donde obtiene sólo el 42% de sus ingresos.
Aptitudes
Este agresivo plan, anclado en numerosos despidos, era una tarea para la que Béjar había demostrado aptitudes tras su paso por Ferrovial, por el fondo de infraestructuras de Citi, por Globalvía y en última instancia en la misma Cementos Portland, donde en octubre de 2012, nueve meses después de haber sido nombrado presidente ejecutivo, no le tembló el pulso para suprimir 590 puestos de trabajo. Así, ya como consejero delegado de FCC, Béjar aplicó de nuevo su manual de gestión para cumplir con los objetivos de los bancos y poder refinanciar casi 5.000 millones.
La principal arma que utiliza este ejecutivo se basa siempre en la reducción de plantilla, pero en esta ocasión ha tenido que ir más allá y su política tenía que verse respaldada además con copiosas desinversiones.
La división de energías renovables, Cemusa, FCC Logística, el 30% que mantiene en Realia o el 50% de la gestora de infraestructuras Globalvia fueron declaradas prescindibles con el objetivo de lograr alrededor de 2.200 millones hasta 2015.
De este total, sólo se han ingresado alrededor de 300 millones hasta la fecha por las ventas del 50 por ciento de Proactiva, el 49 por ciento de su división checa de aguas y otros activos maduros, pero la idea de ir desmembrando el grupo también ha generado un profundo malestar en la familia Koplowitz.
Ajustes de plantilla
A este lento desarme de FCC se suma el abultado número de despidos acometidos desde el nombramiento de Béjar, lo que también ha comenzado a hacer mella en la relación que el directivo mantiene con sus principales accionistas, dado que esta agresiva política de despidos choca frontalmente con el espíritu filantrópico que caracteriza a las conocidas empresarias y que sirvió de atractivo al fundador de Microsoft, Bill Gates, para desembarcar en la empresa.
Un perfil que habría cobrado especial notoriedad a raíz del desembarco del magnate estadounidense Bill Gates en FCC hace unos meses. Y es que la del creador de Microsoft es una de las fortunas más solidarias del planeta.
El ejecutivo además intenta capitalizar los pasos adelante que logra FCC con constantes apariciones en los medios, con la poco disimulada intención de focalizar todo el poder de la empresa en su persona, lo hizo con la firma del contrato de Arabia Saudí, con una aparición en Onda Cero y lo volvió a realizar con la entrada de Bill Gates, en una operación de marketing extraordinaria, con apariciones en medios confidenciales y revistas de actulidad económica para apropiarse del mérito de esta inversión que, según fuentes consultadas por este diario, se debe principalmente al contacto que mantenía Esther Koplowitz con el empresario estadounidense.
En medio de esta batalla por devolver la empresa a la viabilidad, FCC no logra de momento enderezar su cuenta de resultados, un hecho preocupante para los bancos. Desde que tomara las riendas del grupo en enero, el directivo ha recortado 842 puestos de trabajo en el área de construcción, donde la semana pasada avanzó otra propuesta de Expediente de Regulación de Empleo para 1.267 trabajadores; un total de 155 empleos en servicios centrales y otros 108 en la división de energía.
A la hora de acometer estos ajustes, según nuestras fuentes, Béjar también habría demostrado falta de flexibilidad y un carácter expeditivo. A esto se suma la propuesta de Expediente de Regulación de Empleo Temporal que la cementera Portland, filial del grupo hizo el mes pasado a sus trabajadores y que afecta a la práctica totalidad de la plantilla.