VODAFONE
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El gigante británico de la telefonía móvil Vodafone no consigue achicar agua al ritmo con que empiezan a entrar los rumores en su barco.
Después de revisar a la baja sus activos en 40.000 millones de euros y haber modificado su estructura para analizar la posibilidad de cruzar su negocio tradicional con la telefonía fija, Vodafone se ha desayunado hoy con una nueva información sobre su venta.
En esta ocasión la implicada era Telefónica, aliada con la americana Verizon y con el fondo de capital riesgo Blackstone. Una operación complicada de partida.
Una operación difícil
En primer lugar, por las previsibles desinversiones que tendría que acometer la española para que la Comisión Europea le diese el visto bueno a su unión con Vodafone (coinciden como principales operadores en Reino Unido, Alemania y España).
En segundo lugar, porque Telefónica está bastante penalizada ya en el nivel de calificación de su deuda como para invertir los cerca de 139.000 millones (aunque no fuesen en solitario) que asegura el Daily Mail que sería la oferta. Hace menos de un mes eran Apax Partners y CVC Capital los que estaban dispuestos a comprar Vodafone. Blackstone ha desmentido los rumores de hoy, según Bloomberg.
La debilidad de ser sólo móvil
Lo único seguro es que el mercado percibe a la operadora móvil como débil, precisamente por ser sólo móvil. Su unión con British Telecom, que sólo tiene telefonía fija desde que vendió O2, podría ayudarle a poner los pies y el negocio en la tierra.
