El banco sacará 1.200 millones en plusvalías a una inversión histórica
El 8 de octubre de 2003, Ana Patricia Botín, negaba por enésima vez la salida de Banesto de Urbis. "No está en venta", contestó la banquera. En la bolsa se jugaba la partida contraría a favor de sus accionistas -Banesto entre ellos-, al calor de una supuesta opa de Caltagirone y Marchini, tras su infructuoso intento de comprar Metrovacesa.
Botín esgrimió, una vez más y no la última ni penúltima, que Urbis era crucial para el negocio de Banesto -le originaba casi el 30 por ciento de las hipotecas- y no había nada más rentable a qué destinar ese dinero. Si vendiese la inmobiliaria, el banco -dijo- encontraría "grandes dificultades para saber qué hacer con ese dinero para sacarle el rendimiento que está dando hoy -por entonces- invertido en Urbis".
Banesto ingresará ahora 1.667 millones de euros por su 50,267 por ciento en una inmobiliaria a la que está ligada desde hace, al menos, tres décadas. Del importe global, 1.200 millones serán plusvalías, aunque la cifra final puede variar en función según el momento de la liquidación, explicaba ayer el banco.
¿Y el destino del dinero? Si no vendió al no encontrar nada mejor en qué invertir ¿ya lo ha encontrado? ¿Será otro banco? Banesto no ofreció pistas. Pero ingresar un talón que casi multiplica por tres el beneficio anual -el año pasado ganó 570 millones- invita a pensar que, como mínimo, podría barajar alguna operación. Porque es cierto que sus ratios de capital, esos que miden la solvencia, son inferiores a lo habitual en Banesto pero superan con creces el mínimo regulatorio.
Y la duda que queda en el aire es ¿qué ha podido decidir al banco a vender su "joya de la corona"-el mismo calificativo que utiliza el Santander para definir a Banesto-? Hace menos de un mes, Ana Patricia Botín descartó, también por enésima vez, que el banco necesite hacer compras para seguir creciendo. Pero es una entidad ambiciosa. Aspira a "ser grande" y líder nacional en banca comercial.