
Las interconexiones eléctricas se erigen como el gran reto del sistema para evitar cuellos de botella, lograr sacar todo su partido a las tecnologías renovables y para la consecución de los objetivos energéticos europeos que permitan el acceso a una energía sostenible, competitiva y segura.
Los planes a largo plazo contemplan una conexión con Reino Unido a través de un innovador enlace submarino que una la red de transporte del sistema eléctrico español con el británico (Indian Queens) desde el País Vasco, con una capacidad de entre 1.000 y 2.000 megavatios de capacidad.
De momento esta conexión es una idea manejada en borradores de la Planificación Energética cuando la voracidad de la crisis no había asomado en toda su contundencia y el escenario de la demanda energética era optimista.
La idea sigue estando ahí, pero primero hay que adaptarse a la recesión y muchos proyectos se atrasarán en el tiempo para acompasar a la recuperación.
Por tanto, la idea de la interconexión con Reino Unido hace pensar en un futuro aún muy lejano, mientras es necesario avanzar en la interconexión con Francia, con la puesta en marcha de la conexión por los Pirineos Orientales (Gerona) en 2014, el proyecto más importante que Red Eléctrica va a acometer en la red de transporte en los próximos años.
Además, para un horizonte de medio plazo, está programado un nuevo tendido submarino por la Bahía de Vizcaya, así como otra conexión por el Pirineo Central.
En cualquier caso, la necesidad de seguir incrementando la capacidad de la interconexión España-Francia aparece como conclusión en múltiples estudios a nivel europeo y es considerada por la Comisión Europea como una de las cuatro prioridades en materia de electricidad.
Para avanzar en este objetivo, hace ya cuatro años se creó Inelfe (Interconexión Eléctrica Francia-España), una sociedad mixta a partes iguales formada por los gestores de la red de transporte eléctrico de España y Francia, Red Eléctrica y RTE -Réseau de Transport-, respectivamente.
Actualmente, España y Francia están conectadas mediante cuatro líneas de alta tensión: dos en el País Vasco, una en Aragón y otra en Cataluña, que permiten alcanzar un valor máximo de capacidad de intercambio de unos 1.400 megavatios (MW). Desde 1982 no se ha construido ninguna nueva línea de interconexión, a pesar del crecimiento de la demanda de ambos países.
Con la conexión por los Pirineos se logrará una capacidad de intercambio de 2.800 megavatios, que siguen sin ser suficientes en tanto que el objetivo a 2020 es de una capacidad de 4.000 megavatios. De ahí que se haya planteado el refuerzo por el Golfo de Vizcaya recomendado por la Comisión Europea sobre las prioridades de infraestructuras energéticas a 2020 y 2030.
Los resultados preliminares de un estudio realizado hace dos años sobre los beneficios de este refuerzo arrojan que la nueva interconexión daría un beneficio de unos 200 millones al año en 2020, reduciría la congestión en la frontera en un 15 por ciento y permitiría un reducción de emisiones mínima de 2 millones de toneladas anuales. Pero no hay que olvidar que el escenario macroeconómico ha modificado todas las previsiones.
Por otro lado, no hay que desviar la mirada de los avances tecnológicos que han permitido soterrar y hacer viable la nueva conexión con Francia, al tiempo que se evita el impacto visual y paisajístico. Este condicionante ha marcado el diseño de toda la conexión porque la actual tecnología no permite la viabilidad de una línea subterránea de más de 30 kilómetros en corriente alterna sin instalar un sistema de compensación de las pérdidas de electricidad, por lo que ha sido necesario proyectar un enlace en corriente continua.
Por otro lado, debido a la disposición geográfica de los distintos países europeos. Los enlaces submarinos en corriente continua van a ser muy importantes para alcanzar los objetivos marcados por la Unión Europea. Así, en el ámbito ibérico no se descarta la construcción de enlaces submarinos en el futuro especialmente para reforzar la capacidad de intercambio con Francia, según explica Red Eléctrica en su monográfico dedicado a las interconexiones internacionales.
Maximizar la capacidad de las renovables
Las renovables serán las grandes beneficiadas de las interconexiones ante la crítica de que son poco fiables en momentos en los que no haya viento o sol. A medida que aumenta la capacidad de interconexión, se maximiza el volumen total de producción eólica que el sistema es capaz de integrar en condiciones de seguridad, dado que la energía procedente de esta fuente y que no tiene cabida en el propio sistema se puede enviar a otros sistemas vecinos, en lugar de desaprovecharla.
Al mismo tiempo, ante la falta de producción renovable o problemas en la red, un alto grado de capacidad de intercambio permite recibir energía de otros países.
Asimismo, Red Eléctrica, junto con sus homólogos de Francia y Portugal, está desarrollando mecanismos que permitan utilizar la capacidad de intercambio que ha quedado libre tras su uso comercial. De esta manera, se consigue una mejor previsión de generación de las renovables. Estos desarrollos se están realizando en paralelo con los de los códigos de red europeos.
Actualmente, las tecnologías verdes necesitan un respaldo para los momentos en los que no hay viento u horas de sol. Los ciclos combinados cumplen esta labor del soporte del sistema para evitar que se aumente el hueco térmico y se produzca una caída del sistema. Sin embargo, todas las tecnologías deben converger a un sistema competitivo y sostenible donde las interconexiones internacionales impulsarán este logro.