Con 26 años, Joan Segura se inició en el mundo cooperativista movido por la inquietud y por la tradición familiar. Es presidente de la Confederación de Cooperativas de Cataluña (Coopcat) desde julio de 2012 y está convencido de la viabilidad de este modelo de negocio. Dar visibilidad al mundo cooperativista, así como intentar reducir las trabas burocráticas para conseguir una mayor libertad de los socios son algunos de los retos que tiene por delante durante sus cuatro años al frente de la confederación.
Mientras el paro no deja de crecer, en 2012 las cooperativas generaron 640 puestos de trabajo en Cataluña. ¿A qué se debe?
El año pasado se crearon 130 cooperativas que permitieron generar nuevos puestos de trabajo. En Cataluña hay 4.773 cooperativas que emplean a 37.752 personas. Uno de los principales atractivos de este modelo es que los socios son trabajadores y los beneficios que obtienen se los reparten entre ellos.
¿Por qué una cooperativa?
Entre otros aspectos, el capital mínimo inicial necesario para poner en marcha una cooperativa es de 3.000 euros. En estos momentos hay gente con ganas de hacer cosas y no hace falta acudir a las entidades bancarias para ponerlo en marcha, ya que con el capital de los socios pueden crear un negocio.
¿Qué ventajas presenta?
En las cooperativas el diálogo diario es imprescindible y permite que los problemas se resuelven al instante. El objetivo no es ganar mucho dinero sino trabajar, se persigue cubrir unas necesidades, no parten de una base especulativa.
¿Pero tiene desventajas...?
Los beneficios que se obtienen son más bajos que los que consigue una gran empresa. En las cooperativas se va a coste, no hay cargas sobre el precio de venta.
¿Es complicado montar una cooperativa?
El tiempo medio que se tarda para crear una cooperativa es de un año, ya que engloba hasta 13 trámites. Creemos que la ley no te deja pensar, está todo encorsetado y hay poca libertad.
¿En estos momentos se apuesta más por este modelo?
No podemos esperar y depender de que otros empresarios nos contraten, hay que tomar la iniciativa. El cooperativismo es un modelo viable, el problema es que se ha perdido el sentido de colectivo y de trabajar en común frente al de intentar enriquecerse. La política se ha vuelto muy paternalista, se ha apoderado de lo social, que no proporciona grandes beneficios.
¿Qué retos afronta usted al frente de la confederación?
Hay que vender la marca cooperativa, darle visibilidad. Otro reto es intentar hacer la fusión entre las federaciones que integran Coopcat. También debemos intentar que la ley mejore para que los socios tengan más libertad de decisión.