Empresas y finanzas

Banco Santander y BBVA se quedan sin el dividendo de sus filiales argentinas

  • Un cambio legal del año pasado impide repatriar los resultados
Emilio Botín y Francisco González. Foto: Archivo

Banco Santander y BBVA se han quedado este año sin dividendos de sus filiales argentinas. Esto se debe al cambio de legislación impulsado por el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el Banco Central del país suramericano, para impedir, en parte, la repatriación de fondos.

La modificación jurídica entró en vigor a principios del ejercicio pasado y condiciona el reparto de resultados a la matriz al cumplimiento de un nivel de solvencia regulatorio incrementando del 30 al 75% sobre el mínimo exigible y a que no necesite asistencia financiera del supervisor.

Adicionalmente, la distribución de beneficios debe contar con la autorización expresa de la Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias argentino, quien debe verificar la correcta aplicación de los procedimientos descritos por la normativa.

Esta circunstancia impide a los grupos españoles percibir dividendos de sus franquicias argentinas, Santander Rio y BBVA Francés. En ejercicios anteriores, lo que uno y otro han percibido por su participación en estas filiales ha llegado hasta los 120 y 100 millones de euros a cambios constantes, como en en el ejercicio 2011.

La cantidad no es significativa, ya que apenas supone el 5% del beneficio anual de sendos el año pasado, después de haber realizado importantes provisiones para sanear el balance. En circunstancias normales, la cifra no representaría ni el 2% de las ganancias.

Inseguridad jurídica

La imposibilidad del reparto de un dividendo sí es significativo porque se produce en un país donde existe inseguridad jurídica. Por ejemplo, BBVA fue uno de los grandes perjudicados por un cambio legislativo de relevancia. El Gobierno decidió nacionalizar la gestión de los fondos de pensiones privados, uno de los negocios principales de su filial en Buenos Aires.

Este año el Santander podría haber repatriado unos 250 millones teniendo en cuenta las ganancias obtenidad por Rio, que alcanzaron los 320 millones de euros. El 20%, por ley, tiene que destinarse a las reservas.

El grupo que preside Emilio Botín espera que a lo largo de este ejercicio pueda cumplir con la exigencia del incremento del 75%, según su informe de relevancia prudencial. Fuentes del mercado sostienen que la distribución con cargo a los resultados de 2013 será mínima en todo caso.

El grupo cántabro es el accionista mayoritario de Rio. Controla el 99,3% de la entidad argentina. Los minoritarios apenas disponen del 0,7%.

El banco español pretende colocar en bolsa una participación amplía de, al menos, el 25% del capital de Rio. En 2011 intentó llevar a cabo la operación, pero finalmente decidió posponerla.

En esta decisión, según los expertos, pudo influir el cambio normativo impuesto por el gobierno sobre repartos de dividendos. La intención del Santander es colocar en el mercado local en los próximos cinco años esta filial, al igual que el resto de principales franquicias en el mundo. A mediados de 2012 sacó la mexicana.

Por su parte, BBVA Francés hubiera aportado este año al grupo en dividendos una cifra menor al Santander, teniendo en cuenta sus ganancias y porque su participación de control es inferior. Posee un 76% del capital. Logró un beneficio de 215 millones de euros, por lo que la matriz habría logrado repatriar unos 130 millones. En su caso cotiza en la bolsa argentina.

El negocio en Argentina

Los dos grandes bancos españoles cuentan con importantes cuotas de mercado en Argentina y son dos de los principales agentes del sector en el país suramericano. El Santander controla el 9% de los créditos y tiene casi tres millones de clientes. BBVA, por su parte, tiene en cartera casi 2 millones de clientes en balance.

Argentina mantiene una constante de acoso a las empresas españolas a lo largo del último año. El Gobierno de Cristina Fernández expropió la filial de Repsol, YPF, el pasado 16 de abril y desde entonces ha mantenido una espiral de crecimiento en la presión a las empresas españolas.

Endesa y Gas Natural han sido víctimas de las congelaciones de tarifas de los últimos años. Telefónica ha visto cómo se limitaban sus inversiones hasta que no mejorara la cobertura de móvil y la única muestra de distensión fue un megacontrato de Gas Natural para abastecer a varias plantas y que supuso un choque con Repsol.

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