WASHINGTON (Reuters) - Sólo horas después de que entraran en efecto amplios recortes del gasto público, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, presionó al Congreso el sábado para que trabajara con él en un compromiso para detener una crisis fiscal que, dijo, comenzó a "causar dolor" e todo el país.
Obama y un grupo bipartidista de líderes del Congreso no lograron evitar el viernes las profundas reducciones del gasto público, que entraron en vigor automáticamente durante la noche en la más reciente señal de disfunción en un Washington dividido.
Si no encuentran una solución legislativa para el problemas, las agencias del Gobierno tendrán que recortar un total de 85.000 millones de dólares de sus presupuestos entre el sábado y el 1 de octubre, recortes que en el tiempo podrían provocar daños económicos, eliminar puestos de trabajo y reducir la preparación militar.
"Estos recortes no son inteligentes", afirmó Obama en su alocución semanal por radio e Internet. "Dañarán a nuestra economía y nos costarán empleos. Y el Congreso puede desactivarlos en cualquier momento, siempre y cuando ambas partes estén dispuestas a llegar a un compromiso", añadió.
El viernes por la noche Obama firmó una orden mediante la cual hizo que los recortes comenzaran a entrar en efecto.
En el centro de las persistentes disputas fiscales de Washington está un desacuerdo sobre cómo recortar el déficit presupuestario y la deuda nacional de 16 billones de dólares, inflada a través de los años por las guerras en Irak y Afganistán y estímulos del Gobierno para la alicaída economía.
El presidente demócrata desea cerrar la brecha fiscal con recortes de gastos y alzas tributarias, lo que él llama una "postura equilibrada". Pero los republicanos no quieren ceder nuevamente en lo que se refiere a impuestos tras hacerlo durante negociaciones sobre el "abismo fiscal".
"La discusión sobre ingresos, en mi opinión, se acabó. Se trata de lidiar con el problema de gastos", dijo el presidente republicano de la Cámara de Representantes, John Boehner, al salir de las negociaciones entre Obama y los líderes del Congreso el viernes.
Como han hecho Obama y sus asesores durante semanas, el presidente mencionó en su alocución radial una serie de situaciones difíciles que dijo que se desprenderán de los recortes de gastos, y sostuvo que "severos recortes de presupuesto (...) ya han comenzado a causar dolor en todo el país".
"A partir de esta semana, las empresas que trabajan con los militares tendrán que despedir personal. Las comunidades cercanas a bases será golpeadas con fuerza. Cientos de miles de estadounidenses que sirven a su país -agentes de patrulla fronteriza, del FBI, civiles que trabajan para el Departamento de Defensa- verán un recorte salarial y sus horas reducidas", explicó.
"Mientras más tiempo se mantengan estos recortes, mayor será el daño. Los economistas estiman que eventualmente podrían costarnos más de 750.000 empleos y desacelerar nuestra economía en más de un uno por ciento".
NO HAY SEÑALES DE NEGOCIACION
Mientras que Obama ha culpado de los recortes a la intransigencia de los republicanos y a su determinación a proteger exenciones tributarias para los ricos, los republicanos insisten en que es responsable por el predicamento fiscal. También lo acusan de exagerar el impacto esperado.
Obama apeló a que los republicanos trabajen con los demócratas en un acuerdo, afirmando que los estadounidense están cansados de ver a Washington "corriendo desde una crisis manufacturada a otra", pero no ofreció ideas nuevas para resolver la situación y no había señales inmediatas de negociaciones planeadas durante el fin de semana.
Un motivo para la inacción en Washington es que ambos partidos aún esperan que el otro sea culpado por los votantes por los recortes o que ceda antes de que los peores efectos predichos por los demócratas entren en efecto.
Un sondeo de Reuters/Ipsos divulgado el viernes mostró que un 28 por ciento de los estadounidenses culpan a los republicanos en el Congreso por el recorte de gastos, un 18 por ciento cree que Obama es el responsable y un 4 por ciento culpa a los demócratas en el Congreso.
Un 37 por ciento los culpa a todos, según el sondeo.
/Por Matt Spetalnick/
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