Endesa e Iberdrola han mantenido negociaciones con el Ministerio de Industria, Energía y Turismo acerca de la posibilidad de fijar un periodo de vida útil de 60 años para el conjunto de las centrales nucleares que permita ampliar el periodo de amortización de las instalaciones y, con ello, garantizar su operación en condiciones de rentabilidad, indicaron fuentes del sector.
Esta ampliación de vida útil sería suficiente para prolongar el funcionamiento de la central de Garoña, ya que permitiría establecer un calendario de amortización de las inversiones necesarias para adaptar la planta a las exigencias tras el accidente de Fukushima e incluso procurar rentabilidad a pesar de los nuevos impuestos.
Las fuentes indican que tanto Endesa e Iberdrola como Industria tienen interés en mantener Garoña, y que las eléctricas lo harán siempre y cuando dispongan de visibilidad suficiente de que no operarán a pérdida. La central burgalesa ha sido la primera en llegar a los 40 años de vida útil y el resto de plantas lo harán a partir de 2021, pero es conveniente disponer de certidumbre para el conjunto del parque nuclear.