Empresas y finanzas

Lula admite que Brasil también puede ser afectado por crisis de EEUU

Río de Janeiro, 1 abr (EFECOM).- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, admitió hoy que Brasil podría sea afectado por la crisis de Estados Unidos, pero a la vez insistió en que se mantiene optimista porque China, la India y América Latina siguen creciendo y comprando productos brasileños.

"La crisis estadounidense preocupa a todas las personas de sentido común", dijo Lula durante su intervención en un acto oficial que reunió a sus ministros, economistas, líderes civiles y los principales empresarios del país.

"Sabemos la importancia de Estados Unidos en el comercio mundial, tanto por su capacidad de venta como de compra. Y sabemos que una recesión prolongada puede tener reflejos en la economía mundial y ciertamente Brasil no estará inmune a una crisis profunda en Estados Unidos", agregó.

Lula encabezó hoy en Brasilia la reunión trimestral del Consejo de Desarrollo Económico y Social, una entidad consultora de la Presidencia de la República.

Al cierre de la sesión de ponencias transmitidos en vivo por la televisión estatal, Lula destacó que a diferencia de otras crisis del pasado Brasil se encuentra preparado.

"El dato es que la crisis es grave", como lo muestran las fuertes intervenciones de los bancos centrales de Europa y de la reserva Federal de estados Unidos para contener la crisis, inyectando dinero a instituciones que parecían sólidas, destacó.

Acusó a esas instituciones financieras de haber participado en un "fiesta de apuestas" y no se contentaron con ganar dinero, "querían ganar mucho dinero y pasó lo que pasó".

Hasta la semana pasada Lula había insistido en que la crisis estadounidense estaba limitada al mercado de hipotecas de alto riesgo y que no afectaría a Brasil.

"Es verdad que el llamado mundo desarrollado está en crisis, pero otros países están en situación en las que no estaban antes, ese es el caso de Brasil", dijo.

Otros países como China, la India y América Latina "están comiendo más" y comprando más productos brasileños, como los agrícolas, cuya producción sigue en auge.

Admitió que el proceso económico brasileño no está consolidado todavía, pero se proclamó como "una especie de animador de las cosas buenas que creo deben suceder en Brasil".

"Vamos a continuar de la forma en que estamos", dijo al ratificar su política económica y abogar por la necesidad de emprender una reforma tributaria -para la que necesitará apoyo del Congreso- y una nueva política para incentivar la industria, que deberá ser anunciada en unos 15 días.

También destacó la importancia de una serie de inversiones públicas que suman al menos en el papel unos 250.000 millones de dólares hasta el 2010 en infraestructura, energía, saneamiento ambiental y urbanización de áreas pobres de grandes ciudades.

Este llamado Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) -que atrae a empresas nacionales y extranjeras- ya está presente con obras en la mitad de todos los municipios del país, dijo.

"Está sucediendo una revolución que mucha gente todavía no descubrió en este país. Ella es muy grande", afirmó.

En el mismo evento, el ministro de Hacienda, Guido Mántega, recalcó que la crisis económica internacional es seria y de largo plazo.

Las medidas anunciadas el lunes por el gobierno de George W. Bush para intentar contenerla "debieron ser adoptadas hace 10 ó 15 años", dijo Mántega.

"Las medidas de ayer no tendrán eficacia para desarmar la crisis actual. Serán útiles para la próxima crisis", dijo el ministro.

"Brasil sintió poco. Las tasas en el mercado subieron un poco, hay volatilidad en el mercado de acciones, pero nuestro crecimiento no fue afectado, es robusto y sustentable, porque no genera desequilibrios", afirmó. EFECOM

ol/jma

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