
El economista Santiago Niño Becerra se ha referido en su artículo de opinión de hoy de La Carta de la Bolsa a un informe del BCE, publicado hace cuatro días, en el que se pone en entredicho la credibilidad de las agencias de calificación. Según este documento, Moody's, S&P y Fitch favorecen "sistemáticamente" a las entidades que las contratan para otros negocios.
Y Niño Becerra opina que es un "horror" el hecho de que las agencias de rating no hayan sido todo lo escrupulosas e imparciales que debían haber sido al elaborar sus dictámenes. "Resulta que desde 1990, que es cuando el estudio inicia su andadura, las agencias han estado favoreciendo con sus calificaciones más guays a las entidades financieras más potentes, a las que más utilizaban sus servicios, y a las que les proporcionaban más negocio posterior, es decir, más clientes para calificar activos emitidos por estos clientes", explica el experto, para agregar a continuación que el informe del BCE no habla en ningún momento de fraude, pero logra "sembrar aún más dudas sobre la honorabilidad del trabajo de dichas agencias, posiblemente las del paquete de dudas definitivo".
El Catedrático de Estructura Económica justifica su opinión afirmando que este tema pone de manifiesto "la hipocresía que envuelve todas las relaciones socio-económico-políticas de nuestro sistema: dijiste lo que dijiste cuando lo dijiste porque convenía, pero ahora ya no es conveniente que lo digas, aunque puedes seguir diciéndolo durante un tiempo".
Para Niño Becerra, el "megaboom economico" en el que se ha visto inmersa la economía desde 1997 hasta 2007 ha sido posible, en gran medida, al papel desempeñado por las agenciad de calificación. "Quienes emitían activos necesitaban que tales activos tuvieran una supercalificación, y al igual que lo necesitaban quienes los compraban para negociar con ellos" recuerda.
Un papel innecesario
"Ahora este informe puede decir que las agencias fueron demonios que engañaron a todo el planeta, pero lo cierto es que si esas agencias no hubieran hecho lo que hicieron no se hubiese crecido lo que se creció ya que su tarea permitió financiaciones que de otra manera hubiesen sido imposibles" destaca el experto, quien advierte de que no debemos pensar sólo en "superbancos y en inmuebles de revista de arquitectura, piensen en pymes y en rostros sonrientes conduciendo cochazos: ambas, indirectamente, también se beneficiaban de esas supercalificaciones".
En este sentido, Niño Becerra apunta que este informe es especial porque está "bendecido" por el BCE y sus conclusiones son muy claras: "Las agencias de calificación tal y como las hemos conocido han dejado de ser necesarias, útiles, convenientes, porque el papel que desempeñaban ya no es necesario".
No obstante, el economista afirma que "nadie las va a borrar del mapa de un plumazo", pero "su importancia irá declinando hasta que sólo sean un recuerdo de lo que fueron". "Nacerán otras vías de calificación, técnicas, frías, impersonales; las cosas se valorarán de otra manera porque se atenderá a otros parámetros; y, sobre todo, estarán adaptadas a unas nuevas necesidades entre las que la especulación no figurará; y no porque los inversores se hayan vuelto unos santos, sino porque la especulación habrá dejado de ser necesaria" sentencia.