Por Amy Norton
NUEVA YORK (Reuters Health) - Un equipo halló que entre másde 3.000 mujeres con y sin cáncer mamario, las que habían hechoejercicio en la edad reproductiva eran menos propensas adesarrollar cáncer mamario después de la menopausia.
Lo mismo ocurrió cuando las mujeres empezaban a ejercitardespués de la menopausia.
Y eso no demandó rutinas intensas: el ejercicio habitual yde cualquier intensidad estuvo asociado con una reducción delriesgo de desarrollar cáncer de pecho.
Los resultados, publicados en Cancer, se suman a los de unagran cantidad de estudios previos que asociaron el ejercicioregular y la disminución de la posibilidad de desarrollar elcáncer.
Pero, como esos estudios, la nueva investigación sólo señalauna correlación: no prueba que el ejercicio en sí sea lo queinfluye en el riesgo de padecer esa enfermedad femenina.
Aun así, existen motivos para creer que podría hacerlo,según opinó la autora principal, Lauren McCullough, deUniversity of North Carolina, Chapel Hill.
"Lo que podemos decir es que el ejercicio es bueno para lasalud. Ignoramos cuánto ayudaría a cada mujer", agregó.
DIFERENCIA EN LA POSTMENOPAUSIA
El estudio incluyó a 1.500 mujeres de Long Island con cáncermamario y a 1.550 mujeres sin la enfermedad; todas tenían lamisma edad. El equipo de McCullough observó una conexión entreel ejercicio y el riesgo de desarrollar la enfermedad sólo enlas mujeres postmenopáusicas.
Aquellas que habían ejercitado 10-19 horas por semana en los"años reproductivos" eran un tercio menos propensas a tener elcáncer que las sedentarias en ese período.
Las que habían empezado a hacer ejercicio después de lamenopausia también gozaban del beneficio. Si ejercitaban entre 9y 17 horas por semana, eran un 30 por ciento menos propensas atener cáncer de pecho que las sedentarias.
Claro que las mujeres que hacen ejercicio pueden diferir demuchas maneras con las mujeres sedentarias. Por eso, el equipotuvo en cuenta las diferencias de educación, ingresos,tabaquismo y otros factores. Y el ejercicio se mantuvo asociadocon la reducción del riesgo.
Entonces, los autores consideraron el peso y hallaron que elejercicio estaba asociado con una disminución del riesgo dedesarrollar cáncer mamario en las mujeres relativamente más"livianas". En las mujeres obesas, los kilos de más habríanmitigado ese efecto.
En general, las mujeres que ejercitaban eran menos propensasque las sedentarias a desarrollar cáncer mamario. Pero nadiepuede hablar de la magnitud de ese beneficio en cada mujer, sies que el ejercicio tiene algún efecto.
En Estados Unidos, las mujeres tienen una posibilidad enocho de desarrollar cáncer mamario y una en 36 de morir por esacausa, según estima la Sociedad Estadounidense de Oncología.
FUENTE: Cancer, online 25 de junio del 2012.