EL CAIRO (Reuters) - La agónica transición egipcia
de la revolución a la democracia entró en el limbo el lunes, con
los Hermanos Musulmanes reclamando su victoria en las elecciones
mientras los generales que asumieron el control tras la caída de
Hosni Mubarak decretaban que seguirían controlando la mayor
parte del poder.
Eso provocó una dura crítica de Washington, que durante años
fue el principal sostén financiero del Ejército egipcio. El
Pentágono dijo que estaba "profundamente preocupado" e instó a
los militares a transferir el "poder total" a los civiles,
aunque no amenazó con tomar medidas en caso contrario.
El ex comandante de la fuerza aérea que competía contra el
islamista Mohammed Morsy dijo que el triunfo autodeclarado de su
rival era un intento por "secuestrar" los comicios. Ahmid
Shafik, quien también fue el último primer ministro de Mubarak,
dijo que de hecho era él quien había ganado la votación.
Mientras transcurría el día y seguían las acusaciones mutuas
de fraude, no hubo declaraciones oficiales sobre las elecciones
y los supervisores de la votación advirtieron que no publicarían
los resultados hasta el jueves, prolongando la peligrosa
determinación entre un pasado militar y un futuro religioso.
El bando de Shafik insistió en que llevaba una ventaja de
entre dos a cuatro puntos porcentuales, pero incluso las fuentes
del Ejército, que se ha enfrentado durante seis décadas a los
Hermanos Musulmanes durante el mandato militar, indicaron que se
estaban preparando para aceptar que Morsy había ganado los
primeros comicios presidenciales de Egipto.
Al menos un funcionario electoral respaldó en privado la
afirmación de Morsy de que había obtenido un 52 por ciento de
los votos escrutados.
Quien sea que surja como presidente electo verá su autoridad
marcadamente disminuida por un decreto emitido por el mariscal
de campo Hussein Tantawi el domingo al cierre de la votación.
Tras haber disuelto la semana pasada al Parlamento electo
con mayoría de islamitas en enero, el Consejo Supremo de las
Fuerzas Armadas (SCAF) dijo el domingo que asumiría los poderes
de la asamblea legislativa y que también intervendría para poner
fin al estancamiento en la redacción de una nueva Constitución.
Opositores liberales e islamistas denunciaron un "golpe
militar".
"El Ejército transfiere poder, al Ejército", decía el
irónico titular del periódico independiente al-Masry al-Youm.
CRITICA DE EEUU
Tantawi, ministro de Defensa de Mubarak durante 20 años,
prometió a los egipcios que disfrutarán de la victoria de su
revolución con la entrega del poder a los civiles el 1 de julio.
Aquella promesa, respaldada por Estados Unidos, que
patrocina a unas fuerzas armadas con presupuesto de 1.300
millones de dólares, se cumplirá en una ceremonia que se
realizará el 30 de junio para la jura del nuevo jefe civil de
Estado, dijo un miembro del consejo militar.
No obstante, Egipto tendrá un presidente que sólo podrá
nombrar un Gobierno cuyas leyes deberán ser aprobadas por el
SCAF. El calendario fijado para la redacción de la Constitución,
su aprobación a través de un referendo y luego por un Parlamento
electo, podría dejar a Tantawi en el poder hasta el 2013.
En el Pentágono, un portavoz declaró: "Estamos profundamente
preocupados por las nuevas enmiendas constitucionales (...) en
momentos en que se cerraba la votación en los comicios
presidenciales".
"Apoyamos al pueblo egipcio en su expectativa de que el
Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (SCAF) transfiera el
poder total a un Gobierno civil elegido democráticamente, como
el SCAF anunció previamente", dijo George Little.
FUTURO ISLÁMICO
A pesar de todo, los Hermanos Musulmanes expresaron su
alegría y desafío en las calles y Morsy, un ingeniero de 60 años
educado en Estados Unidos, prometió ser el líder de todos los
egipcios, en un gesto a muchas minorías, desde cristianos hasta
liberales seculares y musulmanes moderados que temen un mandato
clerical intolerante.
"Gracias a Dios que la gente guió a Egipto por el camino de
la libertad y la democracia, que unirá a los egipcios en un
futuro mejor", declaró Morsy, un ex prisionero político de
Mubarak, en un discurso en el que se adjudicó la victoria.
Cientos de jóvenes seguidores que agitaban banderas de los
Hermanos Musulmanes se reunieron en la plaza Tahrir, donde
estalló la revolución antiMubarak hace 16 meses en el centro de
El Cairo.
"Gracias a Dios, nos deshicimos del Gobierno militar y el
Estado policial", dijo Mona Issam, una de las mujeres que
festejaban en la plaza, vestida con un velo que le cubría la
cara. "Esperamos que Morsy asuma el poder de manos del consejo
militar y que el Ejército vuelva a los barracones", agregó.
"Dios nos dio la victoria. Dios estuvo con nosotros y
levantó el peso de la opresión. Queríamos un Estado islámico.
Vivimos con extraños en nuestra tierra bajo el viejo régimen.
Estuvimos oprimidos y el Islam no era la ley. Estoy muy, muy
contenta. Gracias a Dios", sostuvo.
Otro manifestante, Mohammed al-Sayyed, de 46 años declaró:
"Ahora viviremos en libertad. No habrá arrestos o prisiones. La
revolución ha tenido éxito y recuperamos a nuestro país".
Sin embargo, la multitud apenas llamó la atención durante la
hora de mayor tráfico de la mañana y apenas se comparó con la
masa humana que asistió al centro de El Cairo cuando Mubarak
cayó.
El candidato islamista atrajo el apoyo de algunos votantes
que rechazaron la agenda religiosa de los Hermanos Musulmanes y
la imposición de la ley islámica, pero estaban determinados a
impedir la llegada de Shafik, de 70 años, a quien ven como un
heredero del antiguo régimen.
Pero mientras los islamistas lo celebraban, el desempleado
Mohamed Mahmoud, de 28 años, no compartía su alegría: "Voté por
Morsy pero no puedo decir que esté feliz (...) Aún tengo miedo
de ambos y lo que podrían hacer. No quiero un Estado islámico ni
un nuevo Estado de Mubarak".
Los Hermanos han disputado el poder del Ejército de disolver
el Parlamento y, junto a otros grupos, han convocado a una
manifestación masiva el martes, advirtiendo sobre "días
peligrosos" por delante.
Pero pocos creen que los islamistas, que no se sumaron de
inmediato a la revuelta del año pasado, lancen un violento
intento de tomar el poder.
En un comunicado, el movimiento rechazó el derecho del SCAF
a emitir un decreto, aunque evitó una confrontación directa. "El
SCAF debe cumplir con su promesa al pueblo y entregar el poder
ejecutivo a un presidente electo", dijo.
De hecho, es el poder "ejecutivo" el que los generales
planean transferir, quedándose con los derechos "legislativos".
El caos político ha afectado la vital industria del turismo
focalizada en las pirámides y las playas del Mar Rojo y los
últimos eventos, al prolongar la incertidumbre, podrían dañar
aún más la economía.
"Hay todavía un poco más de incertidumbre ahora", dijo el
operador Teymour el-Derini, de Naeem Brokerage. "Tenemos un
nuevo presidente pero no significa nada porque no tiene nada que
hacer", agregó.
Relacionados
- Los resultados finales del voto griego confirman el triunfo de Samarás
- Los resultados finales del voto griego confirman el triunfo de Samarás
- Vigón (FADE) muestra su "alivio" por el triunfo de la derecha en Grecia
- Pol Espargaró: "He logrado un triunfo trabajado en un Gran Premio casi perfecto"
- Sorpresa en San Francisco por el triunfo sorpresa de Webb Simpson