
Pierde el 28,4% desde la salida de Rato a pesar de la remontada de ayer.
Nunca había pasado en esta crisis. Ya ha habido intervenciones, nacionalizaciones, fusiones, absorciones, pero nunca la salida del primer ejecutivo de un banco y el posterior anuncio de conversión de preferentes había causado una preocupación tan profunda ni en los mercados ni entre los clientes, amenazando a extender las mismas dudas sobre el resto de la banca.
Si la semana que acaba de concluir fue la de mayor volatilidad en la corta historia de Bankia, las razones de estos vaivenes hay que buscarlos en la anterior, cuando la dimisión de Rato no fue convenientemente explicada y dejó en el aire, en medio de rumores, la solución para el futuro de la entidad durante los dos días siguientes.
Si en esos primeros días, el cambio en la presidencia, la orfandad de explicaciones oficiales y los planes del Frob para convertir en acciones lo que antes era un préstamo de 4.465 millones de euros, fueron las noticias que la movieron en los mercados, en ésta lo fueron los cambios en la directiva, los planes de saneamiento y los rumores, desmentidos, sobre retiradas de depósitos.
1.400 millones se evaporan
Las últimas diez sesiones bursátiles, las transcurridas desde el abandono, sugerido por el Gobierno, del primer ejecutivo de la entidad, hasta ayer, deja una pérdida del 28,46 por ciento en el precio de las acciones. Esto quiere decir que la capitalización ha pasado, en este corto lapso de tiempo, de 4.890 millones de euros, a 3.501 millones. Casi 1.400 millones se han evaporado.
El descalabro hubiera podido ser mucho mayor, ya que en la sesión del jueves se desató una espiral vendedora que llevó a Bankia a sus mínimos históricos, tras dejarse cerca de un 30 por ciento en la primera parte de la sesión. Fue en ese momento cuando reaccionó el Gobierno y no sólo desmintió que se estuviera produciendo una fuga de depósitos sino que recalcó que la entidad ya tenía todo el respaldo financiero del Estado. Estas declaraciones, por boca del secretario de Economía, Fernando Jiménez Latorre, y las posteriores de la entidad y de su nuevo presidente José Ignacio Goirigolzarri, detuvieron el pánico vendedor y aminoraron los recortes finales de los títulos.
La situación era grave, y se veía con extrema preocupación desde el resto de entidades, que también sufrieron notables reveses en la sesión, porque temían un contagio más allá de la cotización en bolsa, entre sus propios clientes. No en vano, el tamaño de Bankia, la cuarta entidad española y, por tanto, de riesgo sistémico, hace muy sensible al resto del sector a sus problemas y dudas, que ya sufre las que ha despertado la segunda reforma de De Guindos.
Ayer, sin embargo, Bankia fue de menos a más en la sesión, con unas alzas finales del 23,49 por ciento y con uno de los mayores volúmenes de contratación desde que se inició su particular viacrucis. Fueron algo más de 15,7 millones de títulos, sólo superado, con 16,8 millones, el día en que se anunció la nacionalización de su matriz, BFA.
Como en días anteriores fue el broker de Bankia el que concentró los mayores movimientos, el 16,23 por ciento de todas las operaciones, para intermediar compraventas por valor de 7,6 millones de euros.
En todo este tiempo, y a pesar de la sangría en la cotización y de sus abruptos bandazos, la CNMV no suspendió la cotización. Sólo el jueves requirió a la entidad una explicación que se resolvió con un mero comunicado al organismo. Una pasividad sólo comparable a la del Banco de España, que limitó su intervención en este asunto a un comunicado cuando ya estaba todo definido.
Entre todos los accionistas perjudicados por la evolución de Bankia, se encuentra su presidente, Goirigolzarri, que tiene 23.000 acciones, lo que supone un valor aproximado de 40.000 euros.
También su antecesor, Rato, tenía una pequeña inversión: 66.000 títulos.
Valoración de Goldman Sachs
Entre tanta volatilidad, la entidad sigue trabajando para cerrar cuanto antes sus planes de reeestructuración. El primer paso será hacer una valoración de todo el grupo, labor que se ha encomendado a Goldman Sachs. Este informe será el que determine qué porcentaje tendrá el Frob en BFA tras la conversión de las preferentes, que estará entre un 91 y un 100 por cien de la entidad.
Cuando se materialice la operación, el Frob contará con un 45 por ciento del banco cotizado, Bankia.
Una situación, la del control estatal, que da argumentos al Gobierno para lanzar mensajes de tranquilidad a los clientes del banco. Ayer lo hizo la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a la vez que también pedía "responsabilidad" a todos los actores públicos a la hora de abordar la situación de la entidad. Recordó que ahora depende del nuevo equipo gestor, presentar un plan de viabilidad con los "objetivos y necesidades" de ayuda pública.