
La necesidad de dar por completado el saneamiento del sistema financiero y mostrar una imagen de confianza a los mercados ha llevado al Ejecutivo de Mariano Rajoy a anunciar la segunda reforma del sector en apenas tres meses. Sin embargo, las primeras reacciones que recoge la prensa internacional lo dejan claro: la medida no ha logrado cumplir las expectativas de los analistas e incluso algunos piensan que España necesitará pedir ayuda para rescatar a la banca.
En primer lugar, los 15.000 millones de euros que, como máximo prevé inyectar el Gobierno en el sector resulta insuficiente para la mayoría de analistas.
"El mercado se había preparado para una inyección de al menos 50.000 millones de euros. No se puede cifrar un eventual coste del saneamiento financiero en 15.000 millones sin dar una explicación", asegura un analista bancario que no quiso ser identificado en declaraciones que recoge Reuters.
"Supone un paso en la dirección correcta y se han hecho buenos progresos", apunta Tobias Blattner, economista de Daiwa Capital en Bloomberg. "A pesar de ello, el sector inmobiliario sigue estando en el punto de mira, y sigue sin estar claro como se restablecerá la confianza y se logrará que el crédito llegue a los consumidores y las empresas dada la contracción de la economía y el creciente desempleo".
"No ha sido el mejor de los días", apunta Predrag Dukic, senior Equity Sales Trader de CM Capital Markets en Marketwatch. "El mercado esperaba unas exigencias de provisiones adicionales de al menos 50.000 millones" añade. "Esperábamos un movimiento más audaz. Todavía tengo mis reservas de lo que hemos visto".
El Ejecutivo ha anunciado hoy que aumentará del 7% al 30% la provisión genérica de los bancos para cubrir un hipotético deterioro de los activos no problemáticos. Esto supone, en la práctica, que tendrán que provisionar 30.000 millones más.
Los analistas de Nomura, que citan medios como Financial Times, también se muestran escépticos. Piensan que todavía hay cuestiones sin respuesta y consideran que las medidas no aliviarán las preocupaciones del mercado sobre los "riesgos implícitos en el sector bancario español".
Además, recuerdan que todavía no se ha realizado una valoración independiente de los activos problemáticos de la banca, ni una prueba de esfuerzo más rigurosa. El resultado de las mismas podría cambiar las estimaciones del Gobierno, apuntan los expertos de Nomura.
"Esta no es la limpieza definitiva del ladrillo que el mercado estaba pidiendo a gritos", asegura por su parte Nicholas Spiro, de Spiro Strategy. "La reestructuración de la banca española es un objetivo en movimiento: cuanto más profunda es la recesión económica, mayor es la incertidumbre sobre las necesidades de provisiones del sector".