EL CAIRO (Reuters) - Los aspirantes a la presidencia de Egipto Amr Musa y Abdel Moneim Abol Fotuh intercambiaron acusaciones sobre su pasado en un debate que reflejó el momento histórico que vive la nación, que se prepara para su primera elección de verdad de su jefe de Estado.
Telespectadores de todo el mundo árabe pudieron ver un espectáculo impensable antes de la caída de Hosni Mubarak, derrocado por un levantamiento popular hace 15 meses. Las elecciones se celebran dentro de dos semanas, culminando una transición dirigida por el Ejército hacia un mandato civil.
Musa, un veterano diplomático que fue ministro de Asuntos Exteriores con Mubarak, y Abol Fotuh, un islamista encarcelado por su gobierno, son los dos principales contendientes para reemplazar al depuesto presidente.
En un cara a cara que se prolongó durante más de cuatro horas y que fue retransmitido por dos cadenas privadas de televisión, ambos trataron de provocar el error del contrario en cuestiones como su perspectiva sobre la ley islámica o sus opiniones sobre Israel. Además se acusaron repetidamente de distorsionar los hechos.
Abol Fotuh, antiguo integrantes de los Hermanos Musulmanes, retrató a Musa como un antiguo miembro de los gobiernos de Mubarak que corrompió Egipto.
"Hay una regla que dice que el que ha creado el problema no puede solucionarlo", dijo el islamista de 60 años.
Musa, que encabezaba la Liga Árabe cuando el levantamiento del año pasado, defendió su gestión como ministro de Exteriores desde 1991 hasta que decidió dejar el cargo en 2001.
"El régimen que cayó, cayó con Musa fuera de él", afirmó el político de 75 años. "Yo digo que usted también permaneció en silencio. Usted solía defender las posiciones de los Hermanos Musulmanes y no los intereses egipcios".
Los egipcios acudirán a las urnas el 23 y 24 de mayo en la primera ronda, y los dos más votados entre los 13 candidatos se enfrentarán en junio.
Los primeros comicios presidenciales auténticos en este país de más de 80 millones de habitantes están siendo seguidos muy de cerca por toda la región como una medida del cambio desatado por los históricos levantamientos del año pasado en Oriente Próximo.