
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte en su último Informe de Estabilidad Financiera que las presiones derivadas de los elevados costes de financiación, la ausencia de crecimiento económico y la recapitalización continúan causando estragos en la banca europea.
Esta situación podría provocar que las grandes entidades tengan que reducir sus balances de cuentas en aproximadamente dos billones de euros en 2013. Es decir, podrían deshacerse del 7% de sus activos totales.
"Mayores tensiones en el sistema financiero podrían forzar a los bancos a acelerar el desapalancamiento". Desde el Fondo estiman que una cuarta parte de este despalancamiento podría llevarse a cabo a través de una reducción de los préstamos, por lo que ésto acabaría afectando al dinero en disposición del consumidor y, a su vez, podría afectar al crecimiento. De hecho, el impacto podría suponer la desaparición del 1,7% del crédito provisto en la actualidad. El resto de la operación se llevaría a cabo a través de la venta de activos y valores.
La institución reconoce que este despalancamiento por parte de algunos bancos "es necesario" porque el elevado endeudamiento "ya no está apoyado por los mercados o los reguladores" y algunas actividades de negocio "ya no son viables". Aún así, el Fondo advierte que este proceso requiere de una supervisión, ya que un despalancamiento sincronizado y a gran escala podría provocar daños graves en los precios de los activos, la oferta de crédito y la actividad económica en Europa.
La metodología empleada por la organización, con sede en Washington, indica que la prioridad para llevar a cabo este proceso debe estar en la venta y liquidación de activos antes de reducir el crédito.
Los distintos escenarios
Entre los escenarios que baraja la entidad dirigida por Christine Lagarde, se plantea uno extremo, donde la debilidad de las políticas podría obligar a la gran banca europea (un total de 58 bancos) a un despalancamiento por valor de 3,8 billones de dólares. Entre los bancos españoles incluidos en el análisis figuran Banco Santander, BBVA, Bankia, Caixabank y Banco Popular.
Los expertos del FMI dan la bienvenida a la reciente decisión de combinar el Mecanismo Europeo de Estabilidad con el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y señala que esto, junto con otras iniciativas recientes, "va a fortalecer el mecanismo de crisis europea y apoyar los esfuerzos del FMI para reforzar un cortafuegos que garantice la seguridad global". Sin embargo, para lograr una estabilidad duradera y restaurar la confianza, la UE debe trazar una hoja de ruta que garantice "una mayor integración financiera y fiscal" en la Unión Económica y Monetaria.
Por otro lado, el FMI alerta de que muchos países continúan en zona de vulnerabilidad en lo que se refiere a la crisis de deuda soberana, entre ellos España, donde las medidas implantadas pueden tardar "muchos años" en tener efecto.