Empresas y finanzas

¿Cómo se convirtió Wall Street en un cártel? 65 años de prácticas irregulares

Hace casi 65 años, en 1947, el gobierno de Estados Unidos demandó a 17 importantes bancos de inversión de Wall Street, acusándolos de complicidad y connivencia con la violación de las leyes antimonopolio.

En su denuncia, el Departamento de Justicia alegó que estas entidades habían creado una "conspiración integrada, global y coordinada" para desarrollar un sistema capaz de eliminar la competencia y monopolizar el negocio de la banca de inversión.

El gobierno de Estados Unidos, explica el columnista de Bloomberg William D. Cohan, sostuvo que los grandes bancos de inversión, incluyendo Morgan Stanley y Goldman Sachs, crearon un cártel para, entre otras cosas, fijar precios a la hora de proporcionar asesoramiento relacionado con fusiones y adquisiciones.

Con esta práctica, las empresas más grandes y poderosas controlaban en el mercado, dejando a los clientes con pocas alternativas viables. Además, impedían el acceso en el negocio a competidores más débiles, a quienes se privaba de obtener su parte justa de los honorarios. Cohan sostiene que esta situación continúa hoy vigente.

Aún más potente

De hecho, tras la destrucción de Bear Stearns o la quiebra de Lehman Brothers y un sinfín de pequeños competidores durante la crisis financiera que comenzó en 2007, el negocio de la banca de inversión es hoy un cártel más poderoso y amenazante de lo que era en el año 1947.

Hoy en día, hay menos de 17 empresas que controlan el negocio de banca de inversión. Tras Goldman Sachs, Morgan Stanley, JPMorganChase, Citigroup, Bank of America y Deutsche Bank AG, hay pocas entidades que puedan hacer algo. El negocio de banca de inversión es hoy mucho más grande - en términos de ingresos y beneficios - y mucho más concentrado de lo que fue hace 65 años.

¿Cómo se ha podido llegar a esa situación? En octubre de 1953, Harold Medina, el presidente del tribunal federal encargado del caso, decidió cerrar la demanda antimonopolio, alegando que la denuncia del gobierno se basó exclusivamente "en pruebas circunstanciales" y que los bancos no violaron las leyes antimonopolio.

Hoy en día no existe una demanda antimonopolio en contra de Wall Street, pero su comportamiento como cártel es muy evidente. Los bancos han aumentado su control sobre el mercado y siguen mostrando complicidad a la hora de fijar el precio de sus servicios.

Los bancos se defienden y aseguran que todas las tarifas son negociables. Pero cada emisor corporativo conoce las reglas: una oferta pública de venta (OPV) tiene una comisión del 7%, los préstamos sindicados tienen una tasa de alrededor del 1%, y así con muchos otros servicios.

La OPV de Google

En agosto de 2004, las cosas pudieron cambiar. Fue cuando se produjo la OPV de Google. El buscador de Internet optó por vender las acciones a través de una subasta en la que los inversores compraban títulos directamente a la compañía. Como consecuencia, los bancos colocadores recibieron mucho menos en comisiones de lo que suelen percibir cuando una empresa sale a bolsa de manera tradicional.

Entonces saltaron todas las alarmas, y surgió el temor a que el sistema de subasta se impusiera en Wall Street e interfiriera en el cártel de fijación de precios. No en vano, buena parte de los ingresos de los bancos de inversión provienen de las OPV.

Pero lo cierto es que en ninguna de las recientes salidas a bolsa se ha planteado seriamente la alternativa de Hambrecht, el arquitecto de las llamada OPV subasta.

Así pues, el cártel, ahora incluso con menos miembros, sigue dominando el mercado de OPV's. El renovado poder de este cártel puede ser incluso la peor consecuencia de la decisión, en 2008, de rescatar a Wall Street en lugar de dejar que se derrumbara bajo el peso de un modelo de negocio roto, opina el columnista de Bloomberg. Eso sí, las ganancias han bajado, banqueros y comerciantes están siendo despedidos todos los días y nuevas regulaciones se están creando a diario.

El departamento de Justicia de EEUU decidió el año pasado bloquear la fusión de AT&T y T-Mobile USA al considerar que sería sustancialmente lesiva para la competencia" en el mercado de telefonía móvil y violaría la ley antimonopolio, pese a las pérdidas millonarias en comisiones y honorarios.

El gobierno de Estados Unidos debe empezar a construir sobre ese éxito. Con 65 años de retraso, debe poner fin al cártel de Wall Street y restablecer la integridad de los mercados de capitales, sentencia Cohan.

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