MADRID (Reuters) - Repsol acudió in extremis al rescate de Sacyr comprando acciones propias equivalentes al 10 por ciento de su capital en una operación que permite a la constructora refinanciar una parte vital de su abultada deuda y evita consecuencias que habrían salpicado no sólo a Sacyr, sino también a la propia petrolera y a los bancos acreedores.
El acuerdo se produce horas antes del vencimiento de un crédito vital de casi 5.000 millones de euros y después de que SACYR (SYV.MC)no encontrase un comprador para la mitad de su participación en Repsol.
Ante la férrea negativa de los bancos a refinanciar toda la participación, la operación deja ahora en manos de la petrolera la colocación futura de un 10 por ciento de su capital.
El mercado reaccionó positivamente a la operación y en su vuelta al parqué, los títulos de la constructora sumaban un 8 por ciento. Los títulos de Repsol, presos de cierta volatilidad, ganaban un 0,77 por ciento.
Repsol, que ha pagado 2.572 millones de euros por el paquete de acciones - un descuento del cinco por ciento sobre precio de mercado -, dejó claro que no quiere tener en cartera los títulos por mucho tiempo y dijo que optará por colocaciones entre inversores institucionales o estratégicos, aunque se contempla también el posible uso de la autocartera como entrega en dividendo.
Repsol dijo que cuenta con capacidad financiera para encarar la operación, por lo que no ha pedido crédito alguno invirtiendo algo más del beneficio neto recurrente de 2010 en comprar las acciones lo que, según analistas, da idea de que su plan es recolocar en un plazo corto los títulos en mercado.
"No han pedido un crédito y aunque los plazos no aprietan como lo hacían en el caso de Sacyr, lo lógico sería que recolocasen los títulos", dijo un analista. "Teniendo en cuenta que en el intento de Sacyr de encontrar un socio industrial Repsol echó una mano y no obtuvo resultados, lo más lógico es pensar en inversores institucionales".
"No es que los terceros se negaran a entrar en Repsol, sino que no hubo tiempo material para que estos terceros tomaran una decisión", explicó el director financiero de Repsol, Miguel Martínez, para añadir que hubo contactos con potenciales inversores industriales.
Un gestor de fondos explicó que algunos hedge funds y fondos de pensiones se habían "agazapado" en los últimos meses ante la eventualidad de una colocación en el mercado a buen precio asociada a la refinanciación, lo que facilitaría la venta en un valor con alta rentabilidad por dividendo.
Aunque Sacyr se limitó a informar de la refinanciación de 2.400 millones de euros y la amortización de los casi 2.600 millones restantes del crédito, fue la propia Repsol la que habló de las dificultades de la operación y veladamente se autoproclamó como salvador de una situación compleja.
"La decisión comunicada por los bancos acreedores de Sacyr Vallehermoso de no renovar el crédito concedido en su día a esa compañía para la adquisición de un 20% del capital de Repsol, o de condicionar la refinanciación parcial del préstamo a la venta de un 10% de esta última, ha motivado la adquisición de la citada participación", dijo Repsol en un hecho relevante.
"La falta de acuerdo entre los bancos y Sacyr Vallehermoso habría producido un escenario de incertidumbre prolongada en esa compañía, lo que resultaría dañino para la cotización de Repsol y tendría efectos negativos adicionales sobre el proyecto de crecimiento de la empresa. Además, dado el gran número de bancos involucrados y la heterogeneidad de sus planes e intereses era previsible una venta masiva y desordenada de títulos", añadió.
La solución, sin ser la más satisfactoria para Sacyr, que asume en la operación minusvalías 940 millones de euros y encara nuevas condiciones que encarecen el crédito, despeja un negro panorama que habría afectado también a Repsol, los bancos acreedores y otros accionistas de referencia de la petrolera.
"Los bancos se habían puesto muy duros en la operación y Sacyr llegó a sugerir la posibilidad de convocar concurso de acreedores y dificultar el cobro de las garantías, mientras que la propia Repsol habría sufrido en sus carnes los problemas de su socio o, en otro caso, una venta masiva en mercado que habría dilapidado el precio de la acción", explicó un miembro del sindicato acreedor liderado por Santander, Citigroup y Bankia.
"No hemos hecho esto para sacar beneficios, sino, para crear valor para nuestros accionistas. La posibilidad de una suspensión de pagos de Sacyr no era buena noticia para nuestros accionistas", dijo en una conferencia con analistas un directivo de Repsol.
Además, con el acuerdo, que se instrumentó mediante una ejecución parcial de algunos de los bancos por la mitad de la participación de la constructora en Repsol y su venta inmediata a la petrolera, Repsol despeja otra incógnita no deseada, al romperse el pacto de sindicación de acciones de Sacyr con la estatal mexicana Pemex, que aglutina casi un 10 por ciento de Repsol.
A diferencia de lo que ocurría hace sólo unas horas, Repsol tiene ahora en sus propias manos la deseada estabilidad accionarial que había provocado enfrentamientos enconados en su consejo e incluso en el seno de la constructora llevando a la destitución del presidente de Sacyr.
"Es una operación positiva para ambas compañías", dijeron los analistas de Banco Sabadell argumentando que tras la operación ajustan a la baja su precio objetivo sobre Sacyr un 8,7 por ciento a 7,21 euros, todavía con margen de casi el 80 por ciento sobre la cotización.
-- Gráfico con evolución en bolsa de Sacyr y Repsol desde 2006 --
SACYR Y EL CRÉDITO
Con el acuerdo, Sacyr consigue aliviar la situación de su pasivo a costa de asumir unas fuertes minusvalías que provocarán que la compañía tenga presumiblemente que asumir pérdidas en 2011.
"Con la operación, sobre todo Sacyr salva la refinanciación", dijo un analista que valoró positivamente el acuerdo ante la situación de estrangulación que habría creado la no renovación.
En una nota a la CNMV, Sacyr dijo que la operación supondrá un quebranto de 940 millones de euros en sus cuentas, por encima de lo esperado por los analistas.
Aunque Sacyr no desveló detalle alguno del acuerdo de refinanciación, una fuente de uno de los bancos dijo que la constructora se compromete a pagar durante los tres años de plazo un margen de 350 puntos básicos sobre el Euribor a 3 meses, más una comisión del 2,5 por ciento.
Con una deuda neta de 11.391 millones de euros, sin activos disponibles para vender (la mayoría de los que posee están pignorados) y una escasa generación de caja, Sacyr afronta vencimientos de 575 millones en 2012 y de 952 millones en 2013. La amortización de casi 2.600 millones de euros mejora sustancialmente los ratios.
Consecuencia de la reducción de la participación de Sacyr en la petrolera, la constructora tendrá dos representantes en el consejo de administración de Repsol, su vicepresidente, Juan Abelló, y José Manuel Loureda, después de que presentara su dimisión el ex presidente del grupo Luis del Rivero.