Bruselas, 21 ene (EFECOM).- La Comisión Europea propondrá casi con total seguridad que sea cada Estado miembro el que decida si desea participar o no en el comercio de títulos de energías renovables, un mecanismo que Bruselas introducirá en el paquete de medidas sobre energía y cambio climático que dará a conocer el miércoles.
Finalmente, y según avanzaron hoy varias fuentes comunitarias, el Ejecutivo de la UE ha optado por no imponer este mercado de certificados, al que se oponían España y Alemania, los mayores productores de energía eólica y solar en Europa.
Estos dos países comunicaron a Bruselas su rechazo a la creación de un comercio de títulos de energías renovables, al temer que un sistema de esas características podría poner fin al actual esquema público de fomento de esos sectores, considerado un éxito en ambos Estados.
La creación de un mercado de certificados de renovables permitiría a los países que superen los objetivos mínimos fijados por los Veintisiete en este campo -un 20 por ciento del consumo energético total en 2020- vender títulos a otros Estados miembros con más dificultades para producir este tipo de energías.
La conveniencia o no de establecer un comercio de títulos ha suscitado un gran debate dentro de la propia Comisión Europea (CE), según reconocieron las mismas fuentes.
Por ello, la CE previsiblemente propondrá el miércoles que cada país decida si quiere participar en el intercambio de títulos, un modelo con el que Bruselas pretende dar respuesta a las preocupaciones de Madrid y Berlín.
Este mediodía, el portavoz de Energía de la CE, Ferrán Tarradellas, dejó claro que Bruselas será flexible en este sentido.
"Hagamos lo que hagamos, no se pondrán en peligro los sistemas de promoción que funcionan", indicó en una rueda de prensa.
Por otra parte, fuentes del Ejecutivo comunitario explicaron parte de las propuestas que Bruselas planteará el miércoles para recortar las emisiones de CO2 en al menos un 20 por ciento antes de 2020, objetivo asumido el pasado marzo por los líderes de la UE.
Por un lado se confiará en el sistema europeo de comercio de emisiones, que se revisará para incluir a nuevos sectores (entre ellos la industria química y el cemento) y otros gases de efecto invernadero, aparte del CO2.
Las empresas incluidas en el citado sistema (todas las de la industria pesada) deberán reducir sus emisiones en un 21% con respecto a los niveles de 2005.
Otra parte de los esfuerzos los asumirán los sectores no incluidos en el sistema de comercio de emisiones, entre ellos el transporte o la construcción.
Con tal objetivo Bruselas presentará una propuesta legislativa que fijará el esfuerzo que en cada país esos sectores deberán realizar para recortar en un diez por ciento sus emisiones frente a 2005.
El borrador de propuesta prevé que la reducción se fijará en función del PIB por habitante, por lo que los países ricos tendrán que recortar considerablemente sus emisiones (hasta un 20% como máximo) mientras que los menos desarrollados (los nuevos socios del Este) podrán aumentarlas en algunos casos hasta un 20%.
Las mismas fuentes explicaron que la diferenciación entre sectores se ha hecho porque para la industria pesada es más fácil y menos costoso reducir las emisiones de CO2 que para el resto, por su posibilidad de aumentar la eficiencia energética o recurrir a nuevas tecnologías. EFECOM
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