París, 12 ene (EFECOM).- El ministro francés de Ecología, Jean-Louis Borloo, considera que con la activación por parte de su país ante la Unión Europea de la cláusula de salvaguarda sobre el cultivo del maíz transgénico Mon 810 de Monsanto, el debate sobre los organismos genéticamente modificados (OGM) se convierten en un "tema mundial".
"Al tomar Francia una decisión así, se va a convertir en un tema mundial porque somos una gran potencia agrícola, y por eso Monsanto se pone nervioso", declaró Borloo en una entrevista publicada hoy por "Le Parisien".
Subrayó que la activación del proceso de suspensión de ese maíz transgénico, la única planta transgénica que había conseguido autorización para ser cultivada en Francia, supone "una gran inflexión" tras el proceso de concertación sobre temas medioambientales que él mismo había organizado el pasado otoño.
El Gobierno francés comunicó anoche que va a activar la cláusula de salvaguarda sobre ese cultivo OGM lo que, según el ministro, significa que "reclama una evaluación internacional para saber si hace falta autorizar de nuevo ese maíz".
Subrayó que esa suspensión tiene además el respaldo de la propia Comisión Europea que "acaba precisamente de decir que no es favorable a la autorización del hermano pequeño de ese OGM, el Mon 811", otro maíz de Monsanto similar.
No obstante, el titular de Ecología precisó que "los OGM no son criticables como tales, el único problema se refiere al Mon 810 que planteaba interrogantes".
La decisión del Ejecutivo francés se basa en el dictamen de la Alta Autoridad sobre los OGM que, según la interpretación que hizo su presidente, Jean-François Legrand, muestra que hay "dudas serias" acerca del comportamiento del maíz MON 810, y en concreto que se han "detectado un ciento número de hechos científicos negativos nuevos, que tienen impacto sobre todo en la flora y la fauna".
Sin embargo, esa interpretación de Legrand ha sido contestada por 14 de los 18 científicos que forman parte de la Alta Autoridad, y que en una declaración común negaron que en su dictamen se hubieran detectado elementos "científicos negativos nuevos", sino que únicamente se podía hablar de "interrogantes sobre las consecuencias medioambientales, sanitarias y económicas posibles".
Las organizaciones ecologistas francesas se han felicitado de la suspensión del maíz transgénico de Monsanto, del que en 2007 se cultivaron cerca de 20.000 hectáreas en Francia.
Por el contrario, el principal sindicato agrícola francés, la FNSEA denunció hoy por boca de su presidente, Jean-François Lemétayer, una "decisión política" que viene a premiar a gente que ha destruido de forma ilegal campos de cultivos transgénicos, e incluso algunos de experimentación. EFECOM
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