TRÍPOLI (Reuters) - Gadafi dejó oír su voz retumbando el jueves desde su escondite, negando que hubiera salido de Libia y llamando ratas y perros callejeros a los nuevos líderes, que ven sus esfuerzos por gobernar obstaculizados por los fieles a Gadafi.
"No dejaremos nuestra tierra ancestral", dijo Gadafi en lo que según la cadena de televisión Arrai era una llamada telefónica en directo desde algún lugar de Libia. "Los jóvenes ahora están listos para aumentar la resistencia contra las ratas en Trípoli y acabar con los mercenarios", agregó.
"Decidido pueblo libio, la tierra libia es vuestra", dijo el hombre de 69 años que gobernó el país desde los 27 años y hasta hace dos semanas. "Aquellos que intenten quitárosla son intrusos, mercenarios, perros callejeros".
Apoyando sus palabras, varios misiles Grad fueron disparados de Bani Walid, una ciudad en el desierto al sur de Trípoli, donde varios leales del núcleo duro -sus oponentes calculan que son unos 150- están bajo asedio del nuevo Gobierno interino. Algunos de sus comandantes sospechan que el propio Gadafi podría ocultarse dentro.
Dos de los defensores de la ciudad murieron y uno de los hombres del asedio resultó herido en una escaramuza nocturna, aunque un portavoz militar del Consejo Nacional de Transición (CNT) dijo que los nuevos gobernantes se atienen a una tregua hasta el sábado para permitir las rendiciones negociadas de Bani Walid y la ciudad costera de Sirte, de donde es Gadafi.
"Podemos hacerlo en dos horas máximo", dijo Ahmed Bani sobre tomar Bani Walid. Él dijo creer que el hijo y heredero aparente de Gadafi, Saif al Islam, está allí, aunque no compartía la idea de otros miembros del CNT de que también su padre se encuentra en la ciudad.
Refiriéndose a la llegada esta semana de altos cargos de Gadafi a Níger a través del desierto del Sáhara, lo que despertó las especulaciones sobre su podría ser una vía de escape, Bani dijo "Es un zorro. Quizá quiere que pensemos que está fuera (de Libia) pero está dentro (...) cerca de la frontera para que pueda escapar en una emergencia".
Dejando claro que hablaba tras la publicación de esas noticias, Gadafi añadió: "Esta no es la primera vez que entran y salen convoyes de Níger".
DE VUELTA AL TRABAJO
Pese a lo repentino y arrollador de su victoria en Trípoli hace dos semanas, tras seis meses de guerra civil, los nuevos líderes han tenido problemas para imponer su autoridad en toda la capital y en el resto de la amplia nación desértica, que produce petróleo y tiene solo seis millones de personas.
Las situaciones estancadas en Sirte, Bani Walid y al sur del la localidad desértica de Sabha -todos bastiones de Gadafi- suponen que el centro rebelde original de Bengasi sigue en gran parte aislado de Trípoli, a unos 800 kilómetros en carretera del oeste.
Los líderes del CNT han dicho que esperan estar bombeando petróleo la semana que viene, y el nuevo jefe del banco central compareció ante los medios el jueves para asegurar a los libios y a sus socios extranjeros de que el banco no había sido saqueado por miembros en fuga del antiguo régimen. La expresión más repetida era que los negocios marchan como siempre.
En otro gesto de asumir el gobierno, el primer ministro interino, Mahmud Jibril, hacía el jueves su primera aparición en Trípoli desde el levantamiento. Pero aún hay considerables dudas, contradicciones y reparos sobre trasladar las operaciones del CNT a la capital.
Parte de ese retraso parece provenir de antiguas rivalidades regionales y de una sensación de que Trípoli podría no ser un lugar seguro para cualquier funcionario libio, ya que hay milicias potencialmente rivales mezcladas en las brigadas rebeldes que entraron en la ciudad desde diferentes ciudades y provincias, deseosos de un pedazo del poder que estuvo 42 años en manos de un sólo hombre.
COMPROMISO OTAN
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguró a los libios que la alianza militar occidental, que ayudó a derrocar a Gadafi, mantendrá la presión.
"La OTAN y nuestros aliados continuaremos la misión mientras permanezca la amenaza, pero ni un minuto más", dijo Rasmussen. "Gadafi y los restos de su maquinaria deben darse cuenta de que no hay nada que ganar de más combates".
Sin embargo, autoridades occidentales se esfuerzan por restar importancia a la ayuda que prestarán para ayudar a rastrear a Gadafi.
El embajador de Estados Unidos ante la OTAN, Ivo Daalder, dijo que la captura de Gadafi podría no suponer el final de la campaña. "No está claro que si fuera capturado todo colapsara necesariamente; simplemente no lo sabemos".
"Lo que sabemos es que si no tiene la capacidad de suponer una amenaza para los civiles, entonces en realidad no importa".
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