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Desde elEconomista hemos realizado una encuesta entre 22 firmas de inversión para conocer qué directivos y compañías merecen tener carbón este año. Además, la hemos completado con un sondeo entre más de 200 lectores de la página web. Y las respuestas han sido bastante claras
Ser bueno no es nada fácil. Y si no, que se lo pregunten a alguna compañía de la bolsa española, que no ha conseguido hacer todos los deberes este ejercicio: tener una buena evolución bursátil, dar rentabilidad al accionista y cumplir con sus previsiones anunciadas.
Al mercado no les gustan los gestores que no se preocupan por el comportamiento de su compañía en el parqué e incluso se encargan de dar falsas expectativas que animan la cotización sin ningún fundamento.
Las empresas 'vencedoras'
Y quién mejor para llevarse un trozo de este carbón negro que Enrique Bañuelos. El expresidente de Astroc <:AST.MC:>, que dejó que la compañía subiese más de un 1000 por ciento, con problemas en las auditorías y sin una historia real de crecimiento.
En segundo lugar, pero a bastante distancia se coloca Vueling (VLG.MC), la aerolínea presidida ahora por Josep Piqué, que en menos de un año en el parqué se ha estrellado en bolsa, eso sí, saltando antes gran parte de la cúpula directiva.
Y por último también hay que citar a Sacyr (SYV.MC), la más castigada de las constructoras, que es el valor que peor se comporta del Ibex en lo que va de 2007.
El gran derrumbe de Astroc
¡Cómo 365 días pueden cambiar la vida de una compañía! Además, para mal. Seguramente cuando Enrique Bañuelos, ex presidente de Astroc, brindó por el nuevo año que se avecinaba, nunca pensó que su vida y su trabajo iban a dar un giro tan negativo.
Este empresario a principios de año se encontraba en la cresta de la ola, con un 51,5 por ciento de la inmobiliaria de moda, que en aquel momento cotizaba por encima de 35 euros -ahora está a 7,93 euros- y que ya había subido casi un 500 por ciento en menos de siete meses en el parqué. Pero, mientras se comía las uvas de 2007, Bañuelos no recapacitó en cómo mejorar el negocio de su compañía, sino que se dejó llevar por el buen momento que vivía, dejando la gestión olvidada.
Muchos analistas y gestores aseguran que su ambición y desconocimiento del mercado bursátil han sido los principales problemas que la han matado en bolsa y han provocado que este año sea la sociedad que más carbón se merezca del parqué español.
Entre las 22 firmas de inversión consultadas por elEconomista, el 22 por ciento cree que Astroc debería ser castigada este ejercicio ante la negativa gestión que ha realizado, el poco valor que ha aportado al accionista -cae un 80 por ciento en el año- y las escasas perspectivas que ha presentado.
Pero no sólo se ha llevado el carbón de los expertos, sino también de los inversores. Con esta opinión también coinciden el 51 por ciento de los 203 lectores que se han pronunciado en la encuesta en la página web de elEconomista.
El principal problema que le achacan es que Enrique Bañuelos se obnubiló por mejorar sus relaciones con la élite empresarial, mientras que no encontraba el momento para reunirse con las firmas de análisis.
No sólo no explicó sus proyectos para que pudiesen hacer así valoraciones de la inmobiliaria, sino que además tuvo problemas con la auditoría de sus cuentas, que destapó algunas salvedades en sus resultados. A esto se unió unas importantes pérdidas trimestrales y un alto endeudamiento que extrangulaban poco a poco a la compañía.
Aunque ya ha dimitido Enrique Bañuelos y ha tomado el mando la inmobiliaria Rayet, los expertos creen que la historia de Astroc tal y como la se ha conocido va a desaparecer, y se abre un nuevo futuro, cargado de incertidumbres, pero al menos con un proyecto empresarial sobre la mesa. Además, a su favor tiene que esta unión permitirá tener en el parqué una inmobiliaria sin deuda, que pueda hacer compras en la debacle inmobiliaria que se avecina.
Vueling, en barrena
La segunda empresa que más carbón encontrará bajo su árbol estas Navidades va a ser Vueling. La aerolínea cometió un gran error en su gestión: salir al mercado de capitales sin conocer su funcionamiento y creer que los inversores se lo tragaban todo.
La compañía, con tan sólo tres años de vida, no sólo ha castigado a sus accionistas con una caída del 66,7 por ciento en lo que va de ejercicio, hasta los 10,87 euros, sino que además les ha defraudado con unas previsiones de beneficio que no ha cumplido y que ha tenido que rebajar en dos ocasiones.
Estas tres premisas han sido esenciales para que tres firmas de inversión consideren que Vueling debe ser la empresa que reciba más carbón este ejercicio. También 26 inversores han votado a esta empresa en la web como la peor de este año.
Y es que en su salida a bolsa en diciembre de 2006, la compañía creía que obtendría un beneficio de 24,2 millones de euros este año, unas estimaciones que han cambiado radicamente, ya que ahora espera terminar 2007 con unas pérdidas de 10 millones de euros ante la fuerte competencia en el sector y la subida del precio del petróleo, que ha llegado a rozar los 100 dólares.
Este fuerte recorte de previsiones también se traslada a las previsiones de las firmas de inversión, que a principios de octubre valoraron las acciones de Vueling en 2,5 euros por título, como fue el caso de Goldman Sachs, frente a los 10,87 euros a los que cotiza en la actualidad.
Toda esta tensa situación ha provocado que pasen por el sillón de mando de Vueling tres presidentes -José Miguel Abad, Barbara Cassani y el actual Josep Piqué- en tan sólo cuatro meses y que se produzca una fuerte revolución interna dentro de su consejo.
Ahora José Manuel Lara, presidente de Planeta, ha tomado los mandos de la aerolínea incrementando su participación hasta el 26,8 por ciento y estableciendo al frente de la compañía al ex ministro popular. Sin embargo, la aerolínea tiene por delante una importante labor que cumplir: reestablecer la confianza en los mercados y empezar a cumplir las previsiones propuestas.
Tiemblan los cimientos de Sacyr
2006 fue un año muy positivo para los sectores constructor e inmobiliario. De hecho, Sacyr Vallehermoso vivió un ejercicio muy dulce, ya que se revalorizó un 126,5 por ciento en 12 meses, y llegó a fin de año en los 45 euros.
Sin embargo, este 2007 que casi ha llegado a su fin será recordado por el castigo que han sufrido dos de los sectores más poderosos del parqué: los bancos y las constructoras. Y Sacyr, en concreto, ha sido de entre los niños malos, el que peor se ha comportado del Ibex 35 -pierde un 35,8 por ciento desde el 1 de enero-.
Así, no es extraño que tres firmas consideren que es la empresa que más kilos de carbón merece que le dejen los Reyes Magos estas fiestas.
La constructora ha pasado gran parte de 2007 enfrascada en su lucha con la gala Eiffage, de la que controla un 33,2 por ciento del capital y con la que ha tenido múltiples problemas.
Tras lanzar una opa por canje de acciones que el regulador francés no aceptó, persisten las incertidumbres en torno a si finalmente tendrá que lanzar una opa en metálico, como le exige la CNMV gala, lo que además empeoraría la delicada situación de su deuda.
Sacyr es el valor con el mayor ratio deuda ebitda -relación entre deuda neta y beneficio bruto de explotación- del índice de referencia de la bolsa española, después de hacer compras como la de Repsol que, además, ha pasado momentos duros este ejercicio, sobre todo por tensiones políticas en Latinoamérica.
La matriz de la constructora no asume la deuda como tal, sino que está a nombre de sus participadas, lo que le asegura que, si hay algún problema, éste no afectará al balance de la compañía. Sin embargo, esta descentralización del endeudamiento tiene un problema: las condiciones de financiación son mucho más exigentes y menos ventajosas.