ZAWIYAH, Libia (Reuters) - Los rebeldes libios lanzaron un asalto el miércoles a una refinería de petróleo en Zauiyah, con el propósito de expulsar a las últimas fuerzas leales a Muamar el Gadafi de la ciudad ubicada al oeste de Trípoli y cerrar su cerco alrededor de la capital.
Después de 41 años ocupando el poder supremo, Gadafi, de 69 años, está cada vez más aislado, con las fuerzas rebeldes rodeando su bastión Trípoli desde el oeste y el sur, interrumpiendo su conexión con el exterior. El paradero actual de Gadafi se desconoce.
En Zauiyah, que posee la principal autopista que conecta Trípoli con la frontera tunecina, las fuerzas del Gobierno controlaban la refinería de petróleo y acosaron a los rebeldes con bombas y francotiradores.
"Hay algunos francotiradores dentro del complejo de refinería. Controlamos las puertas de la refinería. Vamos a lanzar una operación para intentar capturarla en breve", dijo antes del asalto el combatiente rebelde Abdulkarim Kashaba.
Los rebeldes, ayudados por una campaña de bombardeos de la OTAN, han cambiado el rumbo de los enfrentamientos en los últimos días, después de muchas semanas de estancamiento.
Un portavoz de los rebeldes en la ciudad de Misrata, al este de Trípoli, dijo que las tropas opositoras al Gobierno habían encontrado los cuerpos enterrados de civiles asesinados por las fuerzas de Gadafi.
"Descubrimos una fosa común con 150 cadáveres en Tauargha. Son los cadáveres de los civiles secuestrados por los partidarios de Gadafi en Misrata", dijo.
Los rebeldes encontraron un vídeo que "muestra a secuestradores cortándole el cuello a las personas", añadió.
El portavoz dijo que las fuerzas rebeldes se encontraban en las afueras de un lugar llamado Hisha, a unos 100 kilómetros al oeste de Misrata, en la ruta a Trípoli. "Ahora están en la carretera de la costa", dijo.
NUEVA BANDERA
La refinería de Zauiyah era una de las pocas fuentes de combustible para las tropas de Gadafi y los residentes de la asediada capital. El comandante rebelde al mando del ataque, Osama al-Arusee, dijo que el ducto que conecta al complejo con Trípoli fue dañado el martes.
La bandera verde del régimen de Gadafi sigue ondeando en un edificio de la refinería y una torre eléctrica. Sin embargo, en el resto de la ciudad ahora se ve la bandera roja, verde y negra de los rebeldes.
Las calles de la ciudad estaban desiertas y los locales comerciales cerrados.
Trabajadores de la salud dijeron que tres personas murieron y 35 resultaron heridas el martes, en su mayoría civiles.
El rebelde Consejo Nacional de Transición (CNT) negó mantener conversaciones secretas con Gadafi para poner fin a la guerra. Sin embargo, las sospechas persisten respecto a que alguna forma de negociación pueda estar sucediendo.
El CNT, no obstante, ha mantenido su posición de que Gadafi debe renunciar e irse de Libia, diciendo que las conversaciones que hagan caso omiso a esta exigencia fundamental son "impensables".
En Washington, el secretario de Defensa Leon Panetta dijo que las fuerzas de Gadafi están a la defensiva y los reportes de que una destacada figura del aparato de seguridad libio ha desertado indican que el régimen se está desmoronando.
"Las fuerzas de Gadafi están debilitadas y esta última deserción es otro ejemplo de cuán débiles están", opinó Panetta. "Creo que la sensación es que los días de Gadafi están contados", agregó.
Pero el portavoz del Gobierno libio, Ibrahim Musa, comentó a periodistas: "Ellos han estado diciendo esto durante seis meses y todavía estamos aquí".
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