
Llegó el día. Una unión que se produce después de muchas idas y venidas, o encuentros y desencuentros. Tras anunciarlo el pasado 17 de junio, una vez obtenida la correspondiente aprobación de las autoridades argelinas y tras la inscripción en el Registro Mercantil de Barcelona de la escritura de aumento de capital, el consejo de Gas Natural Fenosa aprobó ayer la entrada de Sonatrach en su accionariado con un 3,85%.
Mediante una ampliación de capital con exclusión del derecho de suscripción preferente, la estatal argelina adquiere una participación minoritaria de 514,7 millones de euros, lo que se traduce en algo más de 81 millones de acciones a un precio de 13,48 euros por título.
Cabe señalar que las acciones de la compañía presidida por Gabarró están actualmente por debajo de ese precio, al cotizar al cierre de la sesión de ayer a 13,09 euros, con una subida del 0,34% en un contexto de gran volatilidad, tanto en el Ibex, que ha saldado la jornada con un descenso del 0,36% tras llegar a caer casi un 4%, como en el resto de las bolsas internacionales.
Por otro lado, la operación no contempla que representantes de la argelina se sienten en el consejo de administración de la sociedad española. De esa manera, el movimiento no afectará al pacto parasocial entre La Caixa y Repsol.
En cualquier caso, la compra de ese porcentaje del capital de Gas Natural, unido al éxito de la operación de dividendo flexible, por el que el 96,3% de la masa accionarial se decantó por el cobro de títulos, le supuso un impacto positivo en los fondos propios de unos 1.000 millones de euros.
La situación se ha dado las vuelta de manera absoluta. A cuenta del gasoducto Magreb-Europa, hace un año Sonatrach le solicitaba a Gas Natural Fenosa un aumento del 30% en las facturas del gas de 2007, 2008 y 2009. Un laudo internacional le dio la razón a la argelina, por lo que la española tendría que pagarle 1.500 millones de euros. Cuestión que se quedó en el aire, porque el Tribunal Federal de Suiza determinó que se suspendiera la aplicación del fallo.
Un tiempo después la compañía presidida por Salvador Gabarró mostraba cierto optimismo en sus relaciones con la eterna rival, porque al parecer veían "al nuevo equipo gestor más racional en las negociaciones".
Así las cosas, en primavera Gas Natural daba por olvidado el enfrentamiento al acordar el pago de 1.300 millones por cuatro años y medio de revisión retoractiva y la entrada de la de Argelia en su capital. Para quienes tenían dudas, ya explicaron que el desembolso millonario no tendría impacto alguno en la compañía con sede en Barcelona, puesto que ya estaba contemplado en las provisiones que ésta hizo en 2010.
Entonces, además, el consejero delegado, Rafael Villaseca, anunció que ambas analizaban "ir de la mano en proyectos gasistas presentes y futuros".
Los frutos del pacto
El futuro, a partir de ahora, se augura prometedor. Desde que decidieron darse la mano para enterrar el hacha de guerra, los responsables de ambas compañías empezaron a contemplar otras oportunidades de asociación. Por ejemplo, la entrada Gas Natural en proyectos de Sonatrach.
En este sentido, la joya de la corona es el gasoducto Medgaz, donde tiene la argelina una participación del 36%. Y donde la española podría aspirar a un 10%. Al margen de ello quedarían el resto de socios, Endesa e Ibedrola. Sin embargo, es posible que las opciones se planteen en un consejo de administración que se celebrará en septiembre.
Y también es probable que ya se estén negociando los modos y maneras, y que la africana ceda posiciones en favor de la europea, en lugar de decantarse por una ampliación de capital.
A partir de ahora habrá que seguir muy de cerca los próximos movimientos. No hay que olvidar que el arco del Mediterrráneo es prioridad uno para la eléctrica, quien por cierto, dijo a finales de julio que podría tener la vista puesta en más renovables. Todo son buenas nuevas por tanto. Recordar que los directivos de la compañía ratificaron el objetivo de que el dividendo experimente hasta 2014 un incremento medio anual del 10%.