Bruselas, 11 dic (EFECOM).- La Comisión Europea está satisfecha con el resultado de las reformas estructurales en la UE, pero deja claro que es necesario acelerarlas para superar los efectos de las turbulencias financieras y el encarecimiento de las materias primas.
El ejecutivo de la UE presentó hoy una evaluación de la denominada estrategia de Lisboa, tres años después de su revisión, en la que establece, además, nuevas prioridades para afrontar los retos derivados de la globalización.
En rueda de prensa en la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia), el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, subrayó que la estrategia de Lisboa ha contribuido a impulsar el crecimiento y el empleo, pero incidió en que "no se puede caer en la complacencia".
"Queda mucho por hacer", señaló Durao Barroso, quien advirtió también de que el progreso es desigual en los distintos sectores y que algunos países avanzan mucho más rápido que otros.
La estrategia de Lisboa fue pactada por los líderes europeos en la capital portugesa en 2000, con el objetivo de convertir a la economía europea en la más competitiva del mundo en 2010.
Pero en 2005, a la vista de los escasos progresos logrados, acordaron, entre otras cosas, reducir el número de objetivos numéricos a sólo dos: elevar la inversión en Investigación y Desarrollo al 3% del PIB en 2010 y alcanzar una tasa de ocupación en esa fecha del 70% de la población activa.
Casi tres años después de esa revisión, Bruselas lamenta que el gasto en I+D no aumenta al ritmo necesario.
Los Estados miembros tampoco han hecho todo lo posible para reducir sus déficit estructurales, a pesar de la favorable coyuntura económica, y sigue siendo necesario introducir más competencia en las industrias de red y los servicios.
Los mercados laborales, agrega, siguen muy segmentados, con mucha protección para ciertos colectivos y gran precariedad para otros, y los sistemas educativos no consiguen dotar a los jóvenes de la cualificación requerida por las empresas.
Muchos países, añade, continúan sin cumplir sus objetivos de reducción de las emisiones contaminantes establecidos en el protocolo de Kioto.
Entre las áreas a las que, según la Comisión, deben prestar especial atención los Estados miembros figura la modernización de los mercados laborales y la mejora de la formación, el impulso a las pequeñas y medianas empresas -que son responsables de 9 de cada 10 nuevos empleos- y la promoción de las tecnologías de la información y la movilidad de los estudiantes e investigadores.
Bruselas también considera esencial potenciar la lucha contra el cambio climático y, en ese contexto, pide a los Estados miembros que fijen objetivos obligatorios de eficiencia energética para los edificios públicos. EFECOM
epn/jlm
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