
"Disponemos de bodegas en suspensión de pagos o en concursos procesales. Valor próximo sólo a la deuda. Inversiones muy por debajo del precio real". Este anuncio no es sólo un gancho publicitario sino el reflejo de la situación por la que atraviesan muchas bodegas.
El sector vitivinícola sigue con resaca. La barra libre en la aparición de nuevas bodegas que se produjo antes de la crisis, en gran parte debido a la entrada de empresarios relacionados con el ladrillo, ha dejado un panorama difícil de digerir, con decenas de instalaciones con el cartel de Se vende. Las cifras hablan por sí solas: en Rioja hay quienes calculan que hay 40 instalaciones que buscan comprador y en Ribera de Duero, alrededor de 25.
En estas dos denominaciones han aumentado durante 2008 y 2009 el número de bodegas mientras descendía la venta de vino. Es decir, más gente sentada a la mesa y menos comida a repartir. La lista de bodegas en venta no sólo se reduce a estas dos zonas vitivinícolas señeras. También en Toro, el Bierzo o Somontano los nuevos criadores han empezado a soltar lastre ante la incapacidad de asumir por más tiempo las pérdidas de un negocio que hace apenas cuatro o cinco años hacía furor entre constructores y celebrities del mundo del cine, el periodismo o el fútbol.
Falta de profesionalidad
Aunque la bolsa de las bodegas con problemas comenzó a aflorar hace dos años, ha sido durante 2010, y especialmente en el último semestre, cuando ha empezado a engordar de forma descontrolada. Y es que muchos de los nuevos empresarios del vino han tenido que comenzar a hacer frente al vencimiento de los créditos que suscribieron para asumir las suntuosas instalaciones que concibieron.
Alfonso Velasco, uno de los socios de Red Bottel Internacional, una empresa especializada en el asesoramiento integral en el mundo vitivinícola, explica que "hay muchísimas bodegas en venta", algo "lógico" en un sector que se desarrolló mucho por el "boom económico" y el tirón de la construcción y que se ha hecho con falta de profesionalidad.
"Se hicieron grandes inversiones y sin ningún criterio vitivinícola. Se han creado bodegas en sitios inverosímiles que son auténticos mausoleos. Ni zonas como Ribera, que están creciendo en ventas, son capaces de asumir las bodegas nuevas que han aparecido. Es más, se producen casos de bodegas reconocidas que antes surtían a sus clientes con cuentagotas y ahora envían el doble de botellas de las pedidas", añade.
Malas compañías
Velasco distingue estas nuevas bodegas entre dos grandes grupos. Aquellas que aparecieron a instancias no sólo de constructores, sino de empresarios relacionados con el mundo inmobiliario, en el que se generó mucho dinero y vio en el mundo del vino un buen nicho para invertir, y las creadas por pequeños y medianos agricultores, que intentaban que el alto precio que alcanzó la uva años atrás no fuese a parar a los bodegueros.
Entre las primeras, bodegas Enate constituyó todo un símbolo del nuevo culto por el mundo del vino. La bodega ha salido este verano del concurso de acreedores en el que se vio inmersa tras los problemas financieros del grupo inmobiliario de la familia Nozar. La caída de las ventas de vino por la crisis dejó enseguida al descubierto los efectos de un crecimiento desordenado del sector. "Unas directamente han cerrado, otras están en concurso y otras están en venta", dice Velasco.
Pero la venta de bodegas no está siendo fácil. Los inversores apuran en el precio conocedores de la situación que viven algunos bodegueros. Aunque también, los vendedores no lo ponen demasiado fácil. "Los castellanos mueren matando y prefiere no vender, aunque el negocio sea ruinoso, a hacerlo a precios que no considera adecuados", explica Velasco a elEconomista.
Enrique Pascual, presidente de la Asociación de Empresarios Bodegueros de Ribera de Duero, también reconoce que "hay bastantes bodegas en venta" en gran medida por la incorporación al sector de gente que se dedicaba a otra actividad. "Hay mucha gente queriéndoselo quitar de en medio porque sus otros negocios ya no dan para mantener algo que ya no es tan rentable, pero la gente trata de vender bien, no a cualquier precio".
Este empresario asegura que el mundo del vino vive una situación complicada, aunque no peor que otros sectores, afectados también por la caída de los márgenes y por las dificultades en los cobros.
De Ribera de Duero asegura que "está en una buena situación, aunque no podemos mirarnos el ombligo. El pasado año aumentaron las ventas pero quizá éste no. En España el consumo de vino per cápita es ridículo y se han cambiado también los hábitos hacia productos de menos precio y luego veremos si podemos cambiar de nuevo eso".
"Muchos rumores"
"La gente que se agrega desvirtúa la realidad. No nos hace un favor, puede venir todo el mundo y hay casos que vienen bien pero hay otros en los que hay mucho impacto publicitario pero luego queda en nada. Hay mucha gente que se ha apuntado por el caché que supone tener una bodega", afirma.
Este empresario no quiere dar nombres pero reconoce que es difícil que el mercado asimile tantas bodegas en venta: "en el caso de Ribera estamos hablando de una denominación bien posicionada y eso hay que pagarlo".
No todo el mundo coincide. José Luis Benítez, gerente de Grupo Rioja, que engloba a más de medio centenar de bodegas señeras de esta denominación, asegura que "es probable que haya en venta alguna bodega más que antes por la crisis y las inversiones que durante los últimos años han realizado desde otros segmentos que están en crisis, aunque no tengo noticias".
Benítez dice que se oyen muchos rumores que luego no se cumplen. "Hemos llegado a oír en ocasiones de operaciones que se daban prácticamente por cerradas y las bodegas ahí siguen". Defiende las inversiones que se han hecho en el sector vitivinícola, en el que "se han realizado cosas muy buenas" a la vez que niega que la llegada de gente no profesional sea mala. "Una cosa es el capital y otra la gestión".