
Elegido por unanimidad hace un mes para representar a las empresas de Málaga (la provincia que se conoce como el motor económico de Andalucía), Javier González, malagueño de 48 años, sucede a Vicente García, presidente desde 1994. En la primera entrevista con un medio de comunicación, apunta que un cambio de Gobierno en España generará ilusión aunque duda de que sirva para salir de la crisis.
¿Cuáles son sus principales retos como presidente de la CEM?
Primero, incentivar el empleo y la actividad económica. Tenemos que solicitar, pedir, demandar y exigir un marco de seguridad jurídica y certeza económica que echamos de menos. Segundo, potenciar la interlocución entre las Administraciones y los agentes sociales. Y tercero, a nivel interno, propiciar una mayor interrelación con nuestras organizaciones y mejorar nuestros servicios empresariales, que benefician a 65.000 asociados, así como buscar nuevas fórmulas de asesoramiento y gestión empresarial. Considero prioritario afrontar la morosidad pública, la restricción del crédito, las excesivas cargas fiscales sobre las pymes y autónomos y el ineficiente funcionamiento del mercado de trabajo.
El PP ha arrasado en España ayudado por la crisis y ha vencido al PSOE tanto en las municipales como en las autonómicas. ¿Cree que un cambio de gobierno en las próximas elecciones generales ayudará a salir de la crisis?
No sé si un cambio de Gobierno nos puede ayudar a salir de la crisis. Lo que sí puede generar es ilusión. Aunque el nuevo Gobierno deberá adoptar reformas y medidas que son dolorosas. Personalmente no creo que haya una relación directa entre la crisis y la política. Según el CIS, los ciudadanos españoles creen que la política es el tercer problema que sufre España, pero al mismo tiempo confían en ella para resolver sus problemas. Es un contrasentido que no termino de metabolizar adecuadamente. El problema fundamental de nuestro país, citando una frase de Julián Marías, es que todo el mundo se pregunta qué va a pasar, pero pocos se preguntan qué vamos a hacer.
Todos en un momento de dificultad recurrimos al Estado para que nos resuelva nuestros problemas, pero olvidamos que lo importante es que la clase política ponga las condiciones para que los agentes económicos nos ayuden a salir de la crisis. Si esperamos a que el sector público nos saque de la crisis, no saldremos jamás. Otra palabra clave es confianza. La clase política tiene que generar un marco estable de confianza para salir de esta crisis. Ahora mismo está escondida. No sabemos si se encuentra debajo de la mesita de noche, en la cocina o en el cuarto de baño. La mejor receta es el esfuerzo, emprender e invertir en beneficio de la ciudadanía y de la sociedad.
¿Le preocupa la situación de España tras los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal?
España no es Grecia, Irlanda o Portugal, y los mercados lo saben, pero a la economía española le está costando salir del furgón de cola en los mercados de deuda. Los empresarios estamos preocupados y exigimos nuevas medidas para cumplir con el recorte del déficit público. El tiempo pasa y la organización europea, utilizando un argot futbolístico, nos puede sacar tarjeta amarilla. Ojalá no sea a través de un formato de intervención. No creo que España esté en esas condiciones, pero tampoco podemos dejar pasar el tiempo. Se tienen que adoptar decisiones adecuadas fundamentadas con el rigor correcto. Otra cosa es que el Gobierno actual interprete mal el revés de las urnas y radicalice su posicionamiento ideológico.
Ahora más que nunca hay que ser prácticos, mirar a los mercados y recuperar la confianza. Desde el pasado 22 de mayo sólo escucho posicionamientos ideológicos para rearmarse electoralmente, pero lo importante es qué va a pasar a partir de mañana, cómo vamos a trabajar entre todos y qué tipo de acuerdo van a alcanzar el Gobierno y el principal partido de la oposición.
La CEM considera que la financiación y las deudas que mantienen las Administraciones con los empresarios son dos de los principales problemas que tienen las pymes y los autónomos. ¿Cuáles son las recetas para solucionar estos problemas?
La crisis se ha llevado por delante más de 2,5 millones de empleos, la mayoría pequeñas y medianas empresas. El 80 por ciento del empleo en España depende de las pymes, que necesitan un balón de oxígeno. La asfixia financiera es el primer problema que tienen los empresarios, que no saben si van a tener créditos para seguir luchando porque los bancos han cerrado el grifo. La banca está en una actitud reactiva en vez de proactiva de invertir y buscar clientes y considera que ya no existen empresarios modélicos.
Por tanto, hasta que no terminen los procesos de ajustes financieros, y lamentablemente no van a ser rápidos, no vamos a salir de esta crisis que nos ha pillado con demasiadas asignaturas pendientes. Nos estamos recuperando, pero no sabemos si evolucionamos favorablemente o no. Y si los mercados nos van a dar confianza.
La pregunta clave es ¿hasta cuándo van a poder resistir las pymes? Los ayuntamientos andaluces deben 2.200 millones a sus proveedores, una deuda insostenible.