David Álvarez, el fundador y presidente del grupo Eulen, consiguió imponerse a sus hijos por el control del grupo -cinco de los siete que tiene le habían exigido su renuncia-, pero está perdiendo terreno en la otra empresa familiar, El Enebro, la matriz de las bodegas Vega Sicilia.
Pablo, Emilio, Juan Carlos, Marta y Elvira Álvarez consiguieron ayer sacar adelante en la junta una modificación de los estatuos sociales que obliga a que a partir de ahora los acuerdos no puedan ser aprobados por mayoría simple, sino reforzada, con un mínimo del 67 por ciento de los derechos de voto. Y no sólo eso, sino que además, para convocar al consejo, ya no será necesario que lo haga el presidente, sino que bastará también con que lo soliciten cuatro consejeros.
Derechos de voto
David Álvarez y sus otros dos hijos -María José y Jesús David Álvarez Mezquíriz-, que han impugnado estas modificaciones estatutarias, fueron apartados el año pasado de la sociedad familiar, que, además de las bodegas, es propietaria también de la empresa cárnica Valles del Esla, perdiendo incluso sus derechos de voto.
El creador del gigante de los servicios Eulen no tiene acciones, pero sí derechos sobre el 51 por ciento y se ha visto obligado a acudir a los tribunales para que le sean reconocidos. El problema ahora es que si el juez le da la razón, y aunque consiga volver a la presidencia de El Enebro -el puesto lo ocupa ahora mismo Emilio-, sus hijos han conseguido ya con la modificación estatutaria cerrarle el paso. Al menos, por ahora, porque el juicio está ya visto para sentencia y hay que tener en cuenta también que se han dictado unas medidas cautelares, que implican que cualquier acuerdo podría ser revocado.
Conscientes quizás de esto, los cinco hijos que se han hecho con el control de la empresa ofrecieron a comienzos de año a su padre y a sus dos hermanos volver como consejeros a El Enebro, algo que estos rechazaron de forma contundente a la espera de que concluya el proceso judicial.
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Primeros asaltos por su control
