
El portugués Vitor Constancio, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), ha cuestionado este lunes 2 de mayo la reforma de la reglamentación y la supervisión financiera que los 27 países de la UE acaban de poner en marcha. Constancio ha reclamado que los 17 Estados de Eurolandia (los que comparten el euro como moneda única) refuercen los poderes de los recién creados eurosupervisores. Constancio ha realizado estas declaraciones durante su intervención en una conferencia sobre el sector financiero organizada en Bruselas.
"La armonización de la reglamentación es muy importante, pero la supervisión seguirá estando descentralizada y seguirá siendo responsabilidad de las autoridades nacionales", ha explicado el vicepresidente del BCE antes de preguntarse: "¿Es suficiente?". Y se ha respondido que para el conjunto de la UE sí basta; pero que para la Eurozona, dada su mayor integración y que los efectos de los errores de un país son más importantes sobre el resto, "sería conveniente empezar a pensar en el futuro, en dónde pueden ser reforzardos los poderes" de los organismos europeos de reglamentación y supervisión.
"La reforma de la gobernanza económica en la zona euro no puede verse dificultada por la necesidad de decidir de acuerdo con el mínimo común denominador de los Veintisiete", apostilló Vitor Constancio.
Tasa bancaria
El vicepresidente del BCE también ha apoyado las grandes líneas de los planes de la Comisión Europea para que la UE se dote de un sistema común de liquidación ordenada de bancos en apuros a partir de 2013. Uno de cuyos objetivos es que las entidades bancarias, sus directivos y sus accionistas carguen con el grueso de los costes de futuras reestructuraciones y liquidaciones; en lugar de que estas intervenciones caigan sobre los hombros del contribuyente como ha sido el caso en la crisis financiera global aún en curso.
Una de las principales propuestas de Bruselas es que los bancos paguen una tasa para constituir fondos de resolución, con los que en el futuro se financiará la gestión de las crisis bancarias. Estos fondos serían nacionales, pero formarían una red europea para actuar de manera coordinada cuando fuera necesario apuntalar una entidad con operaciones en varios países.