Sao Paulo, 30 ago (EFECOM).- Los gobiernos de los estados brasileños de Sao Paulo y Río de Janeiro dieron hoy el primer paso para la construcción de un "tren bala" que una a las dos capitales regionales, tras la firma de un acuerdo para iniciar los estudios de elaboración del proyecto.
Los gobernadores José Serra, de Sao Paulo, y Sergio Cabral, de Río de Janeiro, firmaron hoy el acuerdo que permitirá la presentación de un proyecto técnico en marzo de 2008 sobre el tren que a una velocidad de 300 kilómetros por hora unirá en 90 minutos las dos mayores ciudades del país.
La distancia de 403 kilómetros es cubierta en seis horas en automóvil y 40 minutos, en promedio, en avión.
La obra, de acuerdo con estudios preliminares, sin embargo, sólo estará concluida en ocho años y tendrá un coste aproximado de 18.000 millones de reales (unos 9.000 millones de dólares).
El grupo de estudios creado hoy tendrá la asesoría del estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y del Banco Europeo de Inversiones (BEI), que pretenden financiar la obra.
Con esta obra se pretende que se muevan cada año 32 millones de personas a un precio de 57 dólares por viaje.
Para Serra, el "tren bala" es una "fatalidad histórica inevitable" para las ciudades intermedias en el trayecto Sao Paulo-Río de Janeiro, que podrían tener en el futuro rutas de trenes alternativos convencionales como complemento al proyecto.
Una de las razones que justifica el proyecto es la saturación del transporte aéreo, donde los aeropuertos de Congonhas, en Sao Paulo, y Santos Dumont, en Río de Janeiro, operan en su capacidad máxima, en su mayoría con vuelos entre si, lo que ha hecho que vuelos se atrasen, suspendan o trasladen a terminales vecinos.
El gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, fue hoy "víctima" de ese tipo de problemas, donde el mal tiempo en Congonhas y la saturación en el aeropuerto internacional Cumbica del vecino municipio de Guarulhos hicieron que su aeronave tuviera que aterrizar en Campinas, ciudad a 100 kilómetros de Sao Paulo.
Otro de los retos será reducir el precio que se pagará por la energía que consumirá el tren, puesto que el servicio está en manos de empresas privadas. EFECOM
wgm/jla
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