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Tras una semana turbulenta, Morales afronta huelgas regionales y judiciales

Antonio Martínez

La Paz, 25 ago (EFECOM).- El presidente Evo Morales tuvo una semana turbulenta con la suspensión de sesiones de la Constituyente, disturbios en Sucre, riñas barriobajeras de diputados, datos de que la economía boliviana se frena, quejas estadounidenses por aumento del narcotráfico y anuncios de huelgas regionales y judiciales.

La proverbial ingobernabilidad de los bolivianos -en este siglo han tenido ya seis presidentes- se agrava sin remedio y crece la polarización a pesar de los llamamientos a la cordura que han hecho en las últimos días prelados católicos, asociaciones de empresarios, algunos políticos y parte de la prensa.

Ineficaces los insultos de tanto repetirlos, los diputados del partido de Morales, el Movimiento al Socialismo (MAS), y los de la alianza conservadora Poder Democrático y Social (Podemos) se trenzaron el miércoles a puñetazos y patadas en el Congreso.

El mismo día, en Sucre, capital teórica de Bolivia, grupos de exaltados chocaron con la policía, corretearon por su centro colonial a constituyentes del MAS y asaltaron algunas casas.

La Asamblea Constituyente, con la que Morales promete "refundar" Bolivia, no ha redactado ni una frase en sus primeros trece meses de trabajo y ahora suspendió sus sesiones indefinidamente por la violencia en Sucre.

Aunque el MAS gobierna Chuquisaca, departamento cuya capital es Sucre, muchos sectores -desde empresarios hasta estudiantes radicales- están enojados porque ese partido impuso su mayoría en la Asamblea para borrar de la agenda la disputa sobre dónde deben residir los poderes estatales.

Sucre es oficialmente capital de Bolivia, pero solo alberga a los principales tribunales y organismos judiciales, mientras que el gobierno y el parlamento están en La Paz desde que esta ciudad ganó una miniguerra a los chuquisaqueños hace 108 años.

El gobierno clama que la trifulca por la capital es un ardid de la oposición para bloquear la Constituyente, justo después de que ambas partes lograran un acuerdo para ampliar hasta diciembre el mandato de ese foro, que terminaba el pasado día 6.

Ahora Chuquisaca se sumó al paro cívico convocado para el martes por otras cinco regiones, gobernadas por adversarios de Morales.

El vicepresidente de la Constituyente, el oficialista Roberto Aguilar, declaró a Efe que ya no hay "ninguna seguridad para funcionar" en Sucre y que la Asamblea vive "uno de los momentos más críticos", porque hay grupos que buscan su fracaso para "truncar" los cambios que propugna Morales.

Los manifestantes de Sucre "son una especie de cuchillo que intenta matar la Asamblea. Pero la mano que lo está manejando innegablemente son los grupos más radicales de la 'media luna'", agregó Aguilar, aludiendo a Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija.

Afirmó que él y la presidenta de la Asamblea, Silvia Lazarte, también del MAS, no pueden salir a la calle, por lo que sugirió trasladar el foro a otra ciudad.

Se escuchan también voces que piden el cierre definitivo de la Asamblea, vista la incapacidad de sus miembros -y del gobierno y la oposición- para lograr consensos, e incluso tres diputados de Podemos presentaron un proyecto de ley para clausurarla.

Las sesiones de la Cámara de Diputados también fueron suspendidas tras la camorra hasta el miércoles próximo, a ver si se calman los ánimos, explicó el vicepresidente de Bolivia y al tiempo presidente del Congreso, Álvaro García Linera.

La riña se originó en la decisión del MAS de enjuiciar y suspender a cuatro de los cinco magistrados del Tribunal Constitucional, a los que Morales demandó porque ellos, a su vez, destituyeron a cuatro miembros de la Corte Suprema que él había nombrado por decreto.

La Asociación de Magistrados de Bolivia convocó para el jueves y viernes próximos una huelga en respaldo a sus colegas del Constitucional.

Además del barullo político-institucional, el viernes hubo malas noticias para Morales: en el primer trimestre de 2007 la economía creció solo 2 por ciento respecto al mismo periodo de 2006, mientras que hace un año el incremento fue del 5 por ciento.

El agravante es que el freno está en tres áreas en las que Morales reclama sus mayores éxitos: la minería, los hidrocarburos y el sector agropecuario, que de enero a marzo cayeron 7,5, 2,4 y 2,2 por ciento, respectivamente.

Para redondear la turbulencia, el embajador de Estados Unidos en La Paz, Philip Goldberg, denunció que en Bolivia se ve "más y más el problema del narcotráfico".

"Hemos visto en 2006, con la nueva política de Evo Morales, un aumento del cultivo de coca y del narcotráfico", agregó el diplomático, que fue convocado al ministerio de Exteriores para recibir el desmentido y el disgusto del gobierno. EFECOM

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