
Las administraciones públicas han dejado tiradas a las cajas en su peor momento, cuando sus dificultades eran más complicadas. El Estado, las comunidades autónomas y los ayuntamientos sacaron 6.574 millones de euros de las entidades de ahorros y colocaron la mayor parte en depósitos de los bancos, 5.050 millones, en los siete primeros meses del año, coincidiendo con la llamada guerra del pasivo.
Cabe resaltar que tanto los gobiernos regionales como los locales controlan y tutelan las cajas. Su apoyo en los momentos en que estas entidades necesitaban liquidez ante el cierre de los mercados ha sido, por tanto, escasa. Han preferido acudir, como cualquier otro cliente, a la búsqueda de una mayor rentabilidad, que entre enero y julio de este año ofrecían, principalmente, el grupo Santander y el Popular con tipos de un 4 y un 3,75%, respectivamente.
Un julio provechoso
Julio, el mes en que se realizaron y publicaron los famosos test de estrés, fue el mes más productivo para los bancos, que lograron atraer de las administraciones públicas casi 8.000 millones y compensar, así, la retirada de otros meses. En ese tiempo, las cajas vieron escapar de estas instituciones 1.148 millones.
La diferencia se debe a que la totalidad de los ingresos excedentes obtenidos por parte de los distintos gobiernos fueron depositados en cuentas de los bancos y, por ende, no hubo un traspaso de fondos tan relevante como se observa en el conjunto del periodo de la guerra del pasivo.
Con estos datos, publicados por el supervisor, la cuota de mercado de los asociados a la AEB ha mejorado sustancialmente y prácticamente ya es similar a la de sus principales rivales. Tal es así, que gestionan ahorros de los entes públicos por un importe de 36.365 millones de euros, mientras que las cajas 37.200 millones.
Empresas y familias
Donde las distancias también se han acortado son en el volumen de depósitos de empresas y familias, aunque aquí la brecha todavía sigue siendo amplia. A pesar de que las entidades registraron una salida de recursos superior a los 26.000 millones en los siete primeros meses, aún controlan el 50% de este mercado. El resto corresponde a bancos, cooperativas y las financieras de consumo.
Sólo en julio, las integrantes de la CECA mermaron el saldo de depósitos privados en 4.000 millones de euros, que, en esta ocasión, no fueron a parar a sus mayores competidores. Los bancos perdieron 5.486 millones en sólo treinta días, aunque desde diciembre han conseguido aumentar el importe total en 8.700 millones.
Tanto las administraciones públicas como las instituciones privadas aprovechan una mejor rentabilidad en estos tiempos de crisis, tal y como se desprende de los datos. Las cajas ofrecen un menor tipo de interés por estos productos, que de media, se sitúa en el 2,35%, mientras que los bancos pagan un 2,85%.
A la caza
La batalla continúa y en septiembre se ha avivado con nuevas campañas. El Popular se ha lanzado inmerso en un proceso de promoción para captar fondos de sus clientes y llega a compensar por ello con una tasa del 4,5%, que estará vigente hasta el viernes de esta semana. Algunas entidades han seguido su estela y ofrecen tipos similares para no registrar una salida de depósitos.
Por ejemplo, el Banco de Valencia, filial de Bancaja, paga un 4,4% por el dinero nuevo entrante con vencimiento de doce meses.