Concha Pérez -a ella le gusta que le llamen Conchita- es la única mujer con título oficial de polígrafa de España. Y dirán ustedes: ¿y eso qué es? Pues la versión profesional de las falsas máquinas de la verdad que aparecen en televisión. Esta señora, y los otros dos españoles acreditados, es capaz de saber si un empleado se ha llevado dinero de la caja, descubrir infidelidades sentimentales o ayudar al departamento de recursos humanos de una empresa a elegir al candidato ideal para un puesto.
Parece que con la crisis han aumentado los robos en las empresas por parte de sus propios empleados, así que ustedes tendrán mucho trabajo, ¿no?
Pues está en lo cierto. Con la crisis el número de robos de todo tipo de dinero y de objetos de valor ha aumentado de forma sustancial y el polígrado es capaz de descubrir al culpable.
Polígrafo... que es un detector de mentiras, ¿no?, ¿hay mucha gente que miente?
Mucha gente. Y a nivel de alta dirección empresarial, también. Las empresas nos buscan para localizarles, porque saben que el polígrafo tiene un 98% de aciertos. Después de la prueba del ADN, es el método más fiable.
¿Pero esta prueba no tendrá nada que ver con las pantomimas que salen en televisión?, ¿no le parece que hay muchos impostores?
Muchos, y eso nos ha perjudicado, porque muchas veces la gente cree lo que sale en la tele. Además de los que se dicen a sí mismo poligrafistas sin serlo, en televisión se hace ver que la máquina puede medir sentimientos, pero sólo es capaz de descifrar hechos que hayan ocurrido.
Volvamos al tema de los impostores, ¿conoce muchos?
He visto de todo, desde bomberos poligrafistas que no tienen estudios, pero sí mucho tiempo libre para ver películas alusivas, hasta porteros de organismos oficiales. Uno de ellos, un farsante, incluso salió en varios programas de televisión.
¿Es que en España no están regulados estos estudios?
Desgraciadamente, no. Por no existir, en nuestro país no existen ni escuelas oficiales y, por supuesto, el Ministerio de Educación no lo tiene acreditado.
¿Y cuál es la solución?
Marcharse a estudiar a alguno de los 80 países en los que existen escuelas. Para acceder a ellas hay que ser licenciado universitario y luego hacer un curso de 480 horas en el que se estudia psicología, fisiología, expresión verbal y no verbal... Y cada año, para seguir con el título, nos obligan a pasar una semana de formación para ponernos al día de las nuevas técnicas.
A nivel mundial, el mundo de los polígrafos, ¿es masculino o femenino?
En España somos sólo tres con título oficial y dos de ellos son hombres, pero en el mundo un 80% son mujeres.
¿Y hay alguna razón que explique esta desproporción?
Tal vez que las mujeres somos más perspicaces, intuitivas y observadoras a la hora de cazar al mentiroso.
¿Y porque mienten menos?
No pondría la mano en el fuego.
Siempre me he preguntado si, con un buen entrenamiento, se puede engañar a la máquina.
No se puede. El actor americano O.J. Simpson fue preparado durante 4 meses y, cuando llegó la pregunta crucial, falló. La máquina y nosotros detectamos los cambios neurofisiológicos en las personas y eso es muy difícil de ocultar.
¿Cuánto dura una prueba?, ¿es muy caro para una empresa que, por ejemplo, quiere saber si alguien ha mentido en el currículo o es tan honesto como dice?
Dura dos horas y el precio son 450 euros con lo que, dependiendo de para qué se utilice, puede resultar barato.
Supongo que la prueba siempre es voluntaria. ¿No hay nadie que se niegue?
Si uno no tiene nada que ocultar, lo mejor es someterse a la prueba. Hay gente que se dedica a patalear, llorar y a ponerse histérica. Nuestra labor es tranquilizarles y luego pasarles por el polígrafo.
Hablando de mentirosos, no sé si preguntarle por los políticos españoles...
A muchos no haría falta ni ponerles delante de la máquina, porque sólo sus gestos les delatan. Y a otros, en caso de utilizar el polígrafo, seguro que salía humo de los cables. La mentira siempre ha existido y existirá, y nosotros estamos aquí para descubrirla.
Su escritura ante el polígrafo para conseguir empleo