
El miedo a Europa ha elevado el atractivo de la deuda emitida por los países emergentes, mucho menos endeudados que sus homólogos desarrollados. Pero el 'rally' que iniciaron en 2009 empieza a desinflarse ante la amenaza de subidas en los tipos de interés.
¿Se puede ganar un 16 por ciento invirtiendo en bonos? Sí y el camino es a través de bonos emergentes. Las dudas sobre la solvencia de la eurozona no sólo ha llevado a los inversores a refugiarse en bonos alemanes o estadounidenses. También les ha conducido a aquellos países que no tienen deuda por la que preocuparse: los países emergentes.
Sin embargo, el rally que han experimentado los fondos que invierten en bonos emergentes está cerca de agotarse. Su problema: el elevado crecimiento que se espera de ellos y sobre todo, algo que en Europa aún no nos ha de preocupar, el aumento de la inflación. No hay que olvidar que muchos países emergentes son grandes exportadores de materias primas y éstas se han disparado en los últimos meses al actuar como activo refugio.
"Existe un riesgo de inflación que puede llevar a los bancos centrales a subidas de tipos de interés", afirma Eduardo Antón, analista de Inversis. Y no se equivoca. Países como India o Brasil han elevado recientemente sus tasas de interés para contener la presión inflacionista y el consenso de analistas de Bloomberg espera que sigan haciéndolo en los meses venideros. Así, se estima que Brasil cerrará el año con el precio del dinero en el 11,75 por ciento frente al 10,25 por ciento actual, India en el 5,61 frente al 5,25 actual, en Corea se estima que los tipos pasen del 2 al 2,50 por ciento y México del 4,50 al 4,75 por ciento. Tambien en China se esperan políticas de tipos de interés más restrictivas, aunque no tanto por el miedo a la inflación, sino para frenar el boom del crédito inmobiliario, que no pocos expertos califican de germen de la próxima burbuja.
Y esas estimaciones repercuten al alza en las rentabilidades de su deuda pública. A mayor subida de tipos, mayor rentabilidad de los bonos, lo que actúa de manera negativa para los que ahora tengan bonos de estos países en cartera (una subida de la rentabilidad indica una caída del precio de los bonos). Sin embargo, todavía existe una fuente añadida con la que los inversores pueden arañar rendimientos a su cartera de bonos emergentes. Y ésa es la divisa.
Qué monedas salen ganando
"Una política monetaria más restrictiva tendrá una influencia positiva en las divisas locales", afirma Kieran Curtis, gestor de fondos emergentes de Aviva Investors. Esto explica que hayan sido los fondos que invierten en divisa local los que más se hayan apreciado en lo que va de año. No obstante, muchas divisas locales ya han agotado buena parte de su rally por lo que hay que ser selectivos. "Nosostros estuvimos en moneda local pero hemos reducido en los últimos meses ya que hay pocas divisas que tengan recorrido", afirma Antón.
Este experto da nombres de aquellas que aún presentan recorrido: las asiáticas como el won coreano, el peso mexicano o las relacionadas con las materias primas. Por ejemplo, se cree que el dólar acabe el año intercambiándose a 6,75 dólares frente a los 6,83 dólares actuales. En otra de estas divisas, el real brasileño, se ha fijado Carlos Doblado, analista técnico de Bolságora. "En próximas semanas el dólar podría seguir depreciándose frente al real brasileño en un movimiento que lo lleve a buscar los mínimos de julio de 2008 en 1,56", afirma este experto. Sin embargo, el consenso de Bloomberg cree que esta revalorización será a corto plazo ya que se espera que el dólar se cambie a 1,87 reales.
De momento, es precisamente Brasil el país que más alegrías ha dado a los inversores a medio plazo ya que, dentro de los fondos que invierten en bonos emergentes, es el producto HSBC Brazil Bond el que más se ha apreciado en los últimos tres años. Concretamente, ha premiado a sus accionistas con ganancias anuales del 15,35 por ciento en el último trienio. En la actualidad, este producto invierte cerca del 35 por ciento de su cartera en bonos emitidos por el gobierno brasileño.
Pero, ojo, hay que tener en cuenta que la inversión en bonos emergentes es sólo apta para aquellos inversores con un perfil de riesgo elevado. "Hemos comprado bonos emergentes. Es una incorporación agresiva, pero en este tipo de productos o se usan todos los setups o uno acepta que se quedará fuera de mercado en incontables ocasiones", afirma Doblado.
No es un todo o nada
Para aquellos más moderados los expertos recomiendan invertir un 5 por ciento de la cartera en bonos globales con buena parte de su cartera invertida en emergentes como, por ejemplo Templeton Global Total Return o Templeton Global Bond. "Hay que seleccionar bien el gestor, que rote la cartera y ver si aporta valor añadido al índice", aseguran en Inversis. Los dos productos de Templeton lo hacen y, además, pueden, en caso de agotamiento de los bonos emergentes, virar su cartera hacia renta fija más defensiva.
En la actualidad el primero de ellos destina el 17,61 por ciento de su cartera a países emergentes y el segundo un 27 por ciento de su patrimonio. Una estrategia que les permite ganar más del 20 por ciento en 2010, más que muchos fondos centrados exclusivamente en bonos emergentes. Templeton Global Total Return combina la inversión en países como Corea, Brasil o Polonia con la que realiza en Suecia y Australia, en bonos gubernamentales en su mayor parte. Y similar estrategia es la que sigue Templeton Global Bond, un fondo calificado con un notable por parte de Morningstar y cinco estrellas.
Estos productos no sólo son los que más exposición a la deuda pública emergente tienen sino que también se convierten en los más rentables a tres años, con ganancias medias en el último trienio del 16 por ciento y del 10 por ciento en los últimos cinco años.
También un fondo de AXA Investments, AXA WF Responsible Development Bonds FD, ofrece en estos momentos una buena exposición a los mercados emergentes. Concretamente, destina el 25 por ciento de su cartera a deuda emitida en el país latinoamericano. Sin embargo, este producto es una prueba de que la exposición a mercados menos desarrollados no ha de ser siempre sinónimo de rentabilidad ya que en lo que va de 2010 tan sólo consigue repuntar el 1 por ciento.