La decisión del Banco de España de que Caja Madrid acoja bajo su ala a pequeñas cajas de ahorros a cambio de garantizarles la continuidad de su marca para cerrar el proceso de fusiones ha hecho saltar las alarmas en los gobiernos autonómicos.
Tanto Cataluña como Castilla y León están maniobrando para impedir que la operación ideada por el supervisor salga adelante.
Obstáculos desde Cataluña...
En Cataluña, la Generalitat está presionado al consejo de Caixa Laietana para que anuncie la ruptura del acuerdo con la fusión fría (SIP) de Caja Madrid, dé un giro copernicano a su estrategia y opte por integrarse en la fusión de cajas catalanas Unnim, donde ya se encuentran fusionadas Caixa Terrassa, Sabadell y Manlleu. Esta opción encaja perfectamente con las declaraciones del consejero de Economía, Antoni Castells, cuando antes de iniciarse el proceso de reordenación bancaria aseguró que su intención era que ninguna caja catalana cayera en manos de entidades de fuera de Cataluña.
Según fuentes financieras, desde la Generalitat se ve la unión de Laietana con Caja Madrid como una absorción a medio plazo y prefieren la integración de esta con Unnim. Además, según las mismas fuentes, la Generalitat considera que a Unnim, desde la deserción de Caixa Girona, le falta tamaño, ya que sólo cuenta con activos por valor de unos 36.000 millones de euros.
Laietana ha apostado por la fusión fría con Caja Madrid porque le garantiza la continuidad de la marca y de gran parte de las oficinas y plantilla, mientras que la integración en Unnim supondría una importante reestructuración de red comercial y de personal. Según otras fuentes, la Generalitat no está dispuesta a dar su brazo a torcer y, como ha ocurrido en el caso de Caixa Girona, incluso baraja la posibilidad de que La Caixa se haga cargo de Laietana, en la que sería la segunda operación de absorción por parte de la entidad que preside Isidro Fainé.
... y desde Castilla y León
En Castilla y León, las presiones de la Junta y del PSOE hacia Caja Ávila y Caja Segovia por su portazo a Banca Cívica y su alianza con Caja Madrid lejos de disminuir, crecen día a día, hasta el punto que desde el Gobierno regional se deja en el aire la autorización de la nueva fusión fría.
El portavoz del Ejecutivo autonómico, José Antonio de Santiago, no quiso pronunciarse sobre si aplicarán el veto al SIP, argumentando que no conocen el proyecto de las dos cajas castellanoleonesas, aunque volvió a cargar contra la decisión de los consejos de administración de ambas entidades.
La posibilidad del veto, que ya adelantó el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, nada más conocer el no de Ávila y Segovia, cobra fuerza por el respaldo que la oposición socialista daría a la medida, que incluso incita al Ejecutivo a que dé al traste con la operación. Ayer, López insistía en las críticas y mostraba su preocupación por el hecho de que Caja Ávila y Caja Segovia "puedan ser aplastadas como un guisante por Caja Madrid, que es un gigante".
Mientras, desde el Gobierno regional se aseguraba que estas dos entidades han tomado el peor camino, se equivocan con su decisión y no han pensado en los intereses de la Comunidad. Pese a las presiones, el todopoderoso PP de Ávila, al que pertenece Ángel Acebes, presente en el Consejo del holding de Caja Madrid, mantiene su apoyo a la fusión. Quienes no se han pronunciado todavía sobre el plan son Rioja y Canarias.