Empresas y finanzas

Telefónica puede subir su oferta a las nubes para comprar Vivo

El grupo español meditaría elevar la puja por la empresa si los accionistas de Portugal Telecom reconsideran la venta del gigante brasileño. Ahora todo está en el aire.

Vivo es un fuera de serie de la telefonía móvil. En términos futbolísticos, sería en lo suyo lo más parecido a un crack como Cristiano Ronaldo o Messi. Por todo lo anterior, el operador brasileño es una de las pocas telecos del mundo por las que sus pretendientes pueden justificar cualquier precio fuera de mercado. Y eso es lo que mueve estos días a Telefónica para hacerse con la participación de Portugal Telecom frente a semejante perita en dulce.

La compañía que preside César Alierta disfruta de un margen de maniobra generoso para elevar la oferta si fuera necesario. Como es lógico, la española se reserva este comodín para aprovecharlo en la jugada ganadora. Mientras tanto, el grupo prefiere ocultar sus cartas.

Hace 12 días, Telefónica puso sobre el tapete 6.300 millones de euros, de los que 5.700 millones se destinarían para comprar el 60 por ciento de Brasilcel, sociedad que controla Vivo, y otros 600 millones para recompensar a los titulares del 40 por ciento de acciones ordinarias de Vivo Participaçoes. El envite fue rechazado de inmediato por Portugal Telecom (PT) y, desde entonces, el grupo español espera nuevos acontecimientos. Por lo pronto, confía en que los accionistas de PT convoquen una junta y allí reconsideren la oferta. Si así fuera, no sería descabellado que Telefónica tuviera que tirar de talonario para animar a los socios más remisos.

Como mucho, Telefónica estaría en condiciones de incrementar su oferta otro 50 por ciento, hasta los 9.500 millones de euros. Con esa cifra, Telefónica cumpliría sus compromisos de 2,5 veces deuda sobre ebitda, una vez descontados ciertos desembolsos imprescindibles. El primero de ellos será la compra de licencias de móviles en Alemania, donde invertirá 1.378 millones de euros. Después tocará hacer algo parecido en el Reino Unido y en España. Lejos del continente europeo, Telefónica está todavía pendiente de crecer en México y de ampliar capital en China Unicom.

Existe un dato de Brasil que Telefónica no puede quitarse de la cabeza: la penetración de la banda ancha apenas alcanza el 6 por ciento del país. Este porcentaje adquiere una relevancia colosal al considerar que se trata de un país de 191 millones de habitantes. La multinacional española ha hecho sus cuentas con la certeza de que, tarde o temprano, el acceso a Internet será universal en aquella región, ya sea por las redes fijas o móviles. Además, los 180 millones de clientes de móviles podrán navegar por la Red en los próximos años a través de sus terminales.

Razones para apostar fuerte

Pero si la dimensión del país que preside Lula da Silva puede animar a Telefónica a elevar la oferta todo lo que haga falta, también le predispone favorablemente la calidad de un mercado cuyo nivel de gasto se aproximará al de los países líderes en el futuro. La televisión de pago, por el momento insignificante, también llegará a todos los hogares del país. La pujanza de la demanda interna de Brasil, junto con las saludables proyecciones macroeconómicas, son otras garantías de éxito que animan a Telefónica a realizar los esfuerzos que sean necesarios.

Brasil es el principal mercado de las telecomunicaciones de Latinoamérica y, al mismo tiempo, es uno de los de mayor proyección del mundo. De lo anterior se desprende que Brasil no sólo es el mercado del futuro, sino también del presente. Así lo reconoció esta semana José María Álvarez- Pallete, responsable de Telefónica en Latinoamérica, quien adelantó que las inversiones de su grupo en Brasil alcanzarán los 2.550 millones de euros en 2010.

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