La aerolínea británica registró unas pérdidas de 425 millones de libras (484 millones de euros) en su año fiscal -que finalizó el pasado mes de marzo-, superando los números rojos de 358 millones de libras que se anotó en el ejercicio precedente.
Los ingresos se redujeron un 11%, hasta 7.990 millones de libras. En cuanto al resultado operativo, éste fue negativo y se situó 231 millones de libras frente a los 220 millones de libras que perdió en el mismo periodo del año anterior.
Reducción de costes
El consejero delegado de British Airways, Willie Walsh, ha manifestado que "a pesar de esta caída de 1 millón de libras en la facturación durante el año", han conseguido recortar los costes y mantener las pérdidas operativas "virtualmente en el mismo punto que el año pasado" gracias a sus "esfuerzos en control de costes".
"Estar en el medio de la mayor desaceleración económica en sesenta años y producir la misma cifra operativa que el año pasado muestra el duro trabajo para dirigir nuestro negocio durante la recesión", añadió.
Walsh también se refirió al conflicto laboral al que se enfrenta la empresa. "Hacer que el negocio vuelva a ser rentable requiere un cambio permanente en toda la compañía y es decepcionante que nuestro sindicato del personal de cabina no reconozca esto", afirmó. Ayer, la Justicia británica dio la razón al sindicato Unite en su apelación contra la sentencia que paralizaba los paros de tripulantes de cabina, que ya han convocado una huelga.
Sobre la planeada fusión con la española Iberia, Walsh señaló en el comunicado que espera que esté completada para finales de este año, lo que creará un nuevo grupo que se conocerá como International Airlines Group. "Ambas aerolíneas retendrán sus operaciones por separado", añadió.