
La nueva normativa financiera en preparación, conocida como Basilea III, amenaza con poner del revés la actual regulación para la banca, obligando a las entidades a prepararse para un brusco cambio de las reglas de juego.
La obsesión del Comité de Basilea por reforzar la solvencia de las entidades y disminuir los riesgos pondrá límites, si se mantiene el contenido de los borradores, al reparto de dividendos de los grupos bancarios en función del superávit que mantengan sobre lo exigido en los ratios de solvencia.
De este modo, una entidad que registre un aumento notable del beneficio, pero que esté cercana al mínimo establecido, no podrá sobrepasar determinado porcentaje de pay out (la parte del beneficio que reparte entre sus accionistas), con lo que aumentará el volumen destinado a engrosar las reservas.
El objetivo del Comité con esta limitación es que se mantenga una política muy prudente sobre recursos propios, para evitar, como en otros puntos, un riesgo de descapitalización.
Basilea III, en fase de elaboración, aún no ha puesto números a todos los cambios que quiere introducir, si bien se espera un apreciable refuerzo en los ratios de capital, además de cambiar la composición de activos admitida en cada categoria.
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