El Rayo Vallecano es el penúltimo club de fútbol en entrar en una peligrosa situación financiera. Un juzgado de lo social de Madrid ha declarado al club, presidido por Teresa Rivero, insolvente, es decir, incapaz de hacer frente a sus deudas con el propio patrimonio.
El contencioso que desembocó en el juzgado se inició por una reclamación de José Francisco Rojo Arroita (Txetxu Rojo), ex entrenador del Rayo en la temporada 2004-2005. El bilbaíno exigía al club madrileño 105.000 euros en concepto de atrasos más los intereses legales, pero el Rayo ha sido incapaz de hacer frente a esa deuda, como ha decretado el juzgado de lo Social número 7 de Madrid.
Un portavoz del club aseguró desconocer el auto dictado por el juez, y afirmó que en la sociedad deportiva se vive una situación "normal".
Más demandas
Además de por Rojo, el club también ha sido demandado por José Ramón Catalá, ex trabajador de la empresa, por una cantidad de unos 11.000 euros. Tampoco se pagará esa deuda, según ha decretado el mismo juzgado de Madrid de lo social.
Según explican fuentes jurídicas, cuando el demandado en un juzgado de lo social acredita no poder hacer frente a los pagos derivados de una sentencia, el juez le declara insolvente. Una vez declarado insolvente para un expediente, puede acogerse a esta declaración de insolvencia para futuras ejecuciones. Si se declarara la insolvencia definitiva, el club tendría que entrar en un proceso concursal, esto es, la suspensión de pagos.
El Rayo Vallecano se constituyó como sociedad anónima deportiva en 1992. Desde entonces, su situación financiera ha pasado por múltiples avatares hasta llegar a la insolvencia ahora decretada.
En medio de este oscuro escenario, el club celebrará su Junta General de Accionistas el próximo miércoles en el club, situado en el estadio Teresa Rivero, en el barrio madrileño de Vallecas. En el punto del orden del día sólo figuran el examen y aprobación de las cuentas de 2006 y el sometimiento a votación por parte de los accionistas del club de los presupuestos para este ejercicio. Sin embargo, pese a la apariencia de normalidad que vive la sociedad deportiva, su situación dista mucho de ser tranquila.
