Río de Janeiro, 13 may (EFECOM).- El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, comandó personalmente la venta de dos refinerías de Petrobras a Bolivia para evitar una crisis institucional en el país vecino, según fuentes del gobierno citadas hoy por el diario O Estado de Sao Paulo.
Según el diario paulista, que dijo haber consultado a dos ministros y un asesor de la Presidencia, que no quisieron ser citados, Lula temía que una negociación sin éxito para Bolivia afectara internamente al presidente boliviano, Evo Morales, y pusiese en riesgo la estabilidad en el país vecino.
"El gobierno brasileño teme que cualquier acción más contundente del gobierno boliviano pueda desencadenar el total desequilibrio del país y hasta la deposición de Evo Morales", según un asesor cercano de Lula citado por el periódico.
"Lula no quiere pensar ni en la hipótesis de que su gobierno pueda ser responsabilizado por esa crisis", agregó la misma fuente.
Según el diario, pese a que oficialmente se informó de que la negociación fue comercial y estuvo a cargo de la petrolera brasileña Petrobras, propietaria de las refinerías, las órdenes partieron directamente de la Presidencia.
"Todas las decisiones fueron tomadas por el presidente Lula, con una preocupación política que superó los criterios económicos del negocio", afirmó O Estado de Sao Paulo.
Petrobras, que inicialmente exigía 200 millones de dólares por dos refinerías, terminó vendiéndolas por 112 millones de dólares, según el acuerdo anunciado esta semana.
La empresa brasileña, mayor inversora privada en Bolivia, adquirió en 1999 por 104 millones de dólares durante un proceso de privatización las refinarías Gualberto Villaroel, en la provincia central de Cochabamba, y Guillermo Elder, en Santa Cruz.
Desde entonces la empresa habría invertido 78 millones de dólares en los dos complejos, responsables por el 100 por ciento de la gasolina consumida en Bolivia y que procesan cerca de 40.000 barriles de crudo por día.
Petrobras venía negociando con el gobierno boliviano la venta de las refinerías desde mayo del año pasado, cuando Morales anunció la nacionalización de los recursos hidrocarburos de su país, pero inicialmente quería permanecer con una participación minoritaria.
La empresa decidió deshacerse de las plantas por completo luego de que Morales firmara el domingo pasado un decreto que apartó a Petrobras de la exportación de crudo reconstituido y de gasolinas "blancas" producidas en las plantas de refino.
La crisis provocada por la decisión de Morales obligó a Lula a asumir las negociaciones, según O Estado de Sao Paulo.
De acuerdo con las fuentes consultadas por el diario, "ante el previsible fracaso del modelo de nacionalización de Bolivia, el presidente brasileño cuidó durante todo el tiempo de que la venta de las refinerías fuese hecha de forma que no transformara al gobierno brasileño en un chivo expiatorio".
"Es decir, de una forma que no le permitiera a Morales acusar a Petrobras y al imperialismo brasileño de haber contribuido para desestabilizar su gobierno", agregó el periódico paulista.
Consultado por el diario, el asesor presidencial para asuntos internacionales, Marco Aurelio García, apenas aseguró que Brasil es consciente de que Bolivia pasa por un complicado proceso de transformación política bajo alto riesgo de fracaso.
"En el primer mandato del presidente Lula estuve trece veces en Bolivia y me encontré con cuatro presidentes diferentes. Todo lo que contribuya para la estabilidad de Bolivia será bueno para la relación bilateral y para el equilibrio de Latinoamérica. Es lo que explica nuestra prudencia y el cuidado al tratar con Bolivia", afirmó García. EFECOM
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