Bruselas, 4 may (EFECOM).- La comisaria europea de Agricultura, Mariann Fischer Boel, pidió hoy la cooperación de Argentina y Brasil para "evitar un bloqueo" por parte de la UE a la importación de productos de cereales o soja, a causa de las diferencias en las normas sobre Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
Fischer Boel resaltó -durante una conferencia de los comerciantes europeos de cereales y oleaginosas (Coceral)- el descenso en las importaciones de cereal para piensos, ante la "dificultad" de impedir la entrada de OGM que están prohibidos en la UE pero que están autorizados por otros socios comerciales.
Añadió que los problemas potenciales que esto origina no son graves porque el volumen de importaciones de maíz es bajo, pero advirtió de que sería peor si ocurriera lo mismo con la soja o derivados, porque la UE compra mucha más cantidad y vería difícil sustituirlos por otras proteínas para piensos.
Para la comisaria, aparte de los peligros de la contaminación no deseada con transgénicos, "hay que considerar lo que pasaría si se tuvieran que vetar importaciones de ciertos orígenes, para evitarla".
"Esperamos no tener que bloquear las importaciones de soja de nuestros principales abastecedores -Estados Unidos, Argentina, Brasil", resaltó Fischer Boel.
"Mientras que esto podría ser difícil en el caso de EEUU, señaló, Argentina y Brasil deberían trabajar con nosotros activamente, dado que la UE adquiere una alta proporción de las exportaciones de soja" de estos dos países, manifestó.
Añadió que la Unión importa más del 40% de las ventas exteriores de soja argentina y más del 50% de las exportaciones de ese producto de Brasil.
Para la comisaria, "no está claro cuál es la mejor solución", pues muchos de los socios comerciales de la UE tienen una perspectiva diferente sobre los transgénicos.
Una parte de este problema, agregó, se debe a la ralentización de las autorizaciones nuevos OGM en la UE, ya que los países comunitarios no consiguen ponerse de acuerdo para permitirlos o rechazarlos y finalmente los aprueba Bruselas unilateralmente.
La CE está estudiando cómo agilizar este proceso, sin poner en peligro los análisis de riesgo de contaminación con OGM, según Fischer Boel.
La comisaria enumeró, en la conferencia de Coceral, los principales retos para los sectores de cereales y oleaginosas, entre ellos el desarrollo de cultivos para bio-carburantes.
Fischer Boel recalcó que es posible conseguir el objetivo aprobado por la UE para una cuota de bio-combustible, para que su uso represente el 10% del consumo total de carburante en el transporte en 2020, sin que esto añada "presión" a los mercados de productos agrícolas por carencia de alimentos.
Según la CE, si se logra ese porcentaje en la utilización de bio-carburante, los precios aumentarían entre el 3% y el 6% en el caso de cereales y entre el 5% y el 18% en las oleaginosas.
La comisaria recordó que las cotizaciones de estos productos, como materias primas, tienen una influencia "limitada" en los precios de los alimentos y añadió que en el caso de los cereales, una subida encarecería menos del 1% el coste del pan para el consumidor.
En cuanto a las oleaginosas, la subida sería superior, pero las industrias alimentarias que usan aceites vegetales podrían sustituir "parcialmente" el aceite de colza por soja o girasol.
Además, indicó que cuanto mayor es el grado de transformación de los alimentos, el porcentaje del coste de los aceites vegetales se refleja menos en el precio que paga el consumidor y dijo que en comidas preparadas o barras de chocolate, por ejemplo, "permanecería estable".EFECOM
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