Empresas y finanzas

Los parqués endulzan el camino hacia la recuperación

Nadie, ni el más optimista, preveía un balance tan alcista en las bolsas. Pero han despedido el año con ganancias de dos dígitos que se han convertido en los auténticos 'brotes verdes'.

Lo que mal empieza... no tiene por qué acabar igual. Lo ha demostrado el año que acaba de finalizar. Los amargos augurios que rodeaban a 2009 no tardaron en manifestarse en los mercados financieros. En poco más de dos meses, los principales índices mundiales acumulaban pérdidas que rondaban el 20 por ciento, una herencia del terremoto provocado por la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers en septiembre de 2008.

Pero todo cambió desde el 10 de marzo. Ese día, Citi, una de las entidades afectadas por la crisis, anunció que su negocio estaba remontando. Otros bancos, como Barclays o Bank of America, reforzaron esa impresión y propiciaron el regreso de las compras a los parqués. La inesperada operación retorno se prolongó gracias a la mejoría de los resultados empresariales y de los datos económicos, recuperaciones alimentadas por los históricos estímulos de los bancos centrales y los gobiernos. Todo ello, al final, ha contribuido a dejar un sabor de boca mucho más dulce de lo esperado. Es más, ha generado la sensación de que lo peor de la crisis ha pasado. "Los brotes verdes son los mercados. Y son una condición necesaria y suficiente para que la recuperación económica se consolide", sostiene José Luis Martínez, estratega en España de Citi.

El saldo final más goloso desde 2006

Casi hay que pellizcarse para creérselo. El Ibex 35, el índice de referencia de los mercados españoles, ha lucido en su marcador una subida anual del 29,8 por ciento en 2009. Para encontrar un avance superior hay que remontarse hasta 2006, ejercicio en el que sumó un 31,8 por ciento.

Pero entonces los parqués transitaban por una de las etapas más alcistas de la historia reciente y la economía mundial crecía a sus tasas más altas en cuatro décadas. Por el contrario, la crisis y la recesión continuaron haciendo de las suyas en 2009, un entorno que no impidió la recuperación de los parqués, después de los números rojos sufridos en 2008, que ascendieron al 39,4 por ciento. A los motivos generales que propiciaron la remontada, como la mejoría bancaria, económica y empresarial, el Ibex añadió de forma particular el buen posicionamiento de las compañías españolas en el exterior, sobre todo en Latinoamérica.

También se vio beneficiado esta vez, y a diferencia del ejercicio anterior, por su elevada dependencia del sector bancario en un año en el que Santander y BBVA se revalorizaron un 71,1 y un 47 por ciento, respectivamente. El tercer gran peso pesado del indicador, Telefónica, acompañó las ganancias, aunque se quedó algo rezagado: acumuló una subida anual del 23 por ciento.

26 de los 35 'socios' acaban en positivo

El saldo final logrado por el Ibex ofrece una fotografía general. Pero, ¿cómo marchó el año por valores concretos? Igualmente bien. 26 de sus 35 integrantes terminaron el año en positivo, con lo que se refuerza la impresión de que el balance fue alcista de forma general. Este matiz resulta clave, ya que, por ejemplo, el Ibex concluyó 2007 con un avance anual del 7,3 por ciento, pero únicamente 17 de sus socios acabaron en positivo, una realidad que demostró que las subidas se concentraron en muy pocos valores. En cambio, en 2009 las compras estuvieron más repartidas.

El pódium de las empresas más alcistas lo coparon Técnicas Reunidas, con un avance del 117,9 por ciento; OHL, que se revalorizó un 102,3 un por ciento; y Abengoa, que se anotó un 91,5 por ciento. Otras siete compañías batieron la revalorización del principal índice español al ganar más de un 30 por ciento. Entre los valores bajistas, la peor parte se la llevaron Banco Sabadell y Endesa, con descensos del 20,1 y el 16,3 por ciento, respectivamente.

Caída del volumen de negocio

Por primera vez en cuatro años, por las venas de las bolsas españolas circuló una cantidad de dinero inferior al billón de euros. No pasaba algo así desde 2005. Los precios de las acciones, más bajos que los de años previos, y la persistencia de los recelos entre los inversores provocaron una menor presencia de dinero. La contratación anual se moderó hasta los 898.000 millones de euros, un 25 por ciento por debajo de los 1,2 billones de euros de 2008. Además, la media diaria se ralentizó desde los 4.882 millones de euros del ejercicio anterior hasta los 3.535 millones.

Empate técnico entre Europa y Estados Unidos

Otra de las notas destacadas y, sobre todo, sorprendentes de 2009, es que los mercados europeos aguantaron el paso de los estadounidenses, un resultado inesperado a comienzos de año. Pero hechos son amores y no buenas razones, y los índices europeos consiguieron que las suyas fueran tan poderosas como las de los norteamericanos. El Euro Stoxx 50, que aglutina a las 50 empresas más representativas de la eurozona, repuntó un 21,2 por ciento. El Dax alemán y el Cac 40 francés sumaron un 23,8 y un 22,3 por ciento, respectivamente. En EEUU, el Dow Jones subió un 20 por ciento y el S&P 500, un 24,5 por ciento. Como señala Keith Wade, economista jefe de la gestora Schroders, estos avances se produjeron en un contexto en el que "no había alternativas de inversión a la renta variable, algo que ha retroalimentado la subida de las cotizaciones pese a las dudas periódicas que se han producido".

La volatilidad vuelve a los niveles de 2007

Otra muestra del mejor tono visto en las bolsas se reflejó en la caída de la volatilidad, que comenzó a dispararse en la segunda mitad de 2007 y, sobre todo, tras la quiebra de Lehman. El índice Vix, que se toma como termómetro de la inestabilidad en Wall Street, despidió 2009 en los 20,2 puntos, por debajo de los 40 puntos a los que acabó 2008 e incluso de los 22,5 puntos en los que finalizó 2007. En el caso del VDax, la referencia para medir la volatilidad en Alemania, se relajó desde los 37,8 hasta los 20,8 puntos, que representa su nivel más bajo desde septiembre de 2008.

El dólar como 'trampolín' para la especulación

El principal catalizador del retorno de las compras a los mercados bursátiles y a otros activos de riesgo durante buena parte de 2009 fue la caída del dólar, pese a que en la recta final apaciguó su fragilidad. Los bajos tipos de interés vigentes en EEUU desde diciembre de 2008, momento en que la Reserva Federal (Fed) los situó entre el 0 y el 0,25 por ciento, sirvieron como acicate para que el billete verde fuera empleado por los jugadores profesionales como la divisa de financiación para la inversión especulativa -carry trade-. Como consecuencia, el dólar fue la segunda moneda más débil entre las principales del mundo. Se revalorizó contra el yen japonés, contra el que subió un 2,2 por ciento. Frente a las demás monedas, las caídas oscilaron entre el 2,6 por ciento que se depreció contra el euro y el 27,5 por ciento que cedió contra el dólar australiano.

El oro se confirma como el 'anti-billete verde'

Los efectos de la debilidad del dólar trascendieron su cambio con respecto al resto de divisas. También repercutieron, de manera directa, en el oro, que revalidó su histórica condición de antidólar, labrada desde que ambos separaron sus pasos en 1971. En 2009, el metal precioso alcanzó registros históricos. Por una parte, llegó a alcanzar la cotización más alta de siempre, lograda en noviembre en los 1.226 dólares. Finalmente, y tras corregir en parte su ascensión durante el último tramo del ejercicio, despidió el año en torno a los 1.095 dólares, que condujeron a una revalorización anual del 24 por ciento. Se trata, además, del noveno ejercicio alcista consecutivo, un intervalo en el que ha cuadruplicado su cotización.

El petróleo avisa de sus intenciones futuras

El oro no caminó solo en su ascensión. El petróleo fue su compañero de subidas. Con la caída del dólar y la mejoría económica como aliados, el barril Brent, de referencia en Europa, repuntó un 72 por ciento en 2009, hasta los 78,4 dólares. Para encontrar un avance anual superior hay que remontarse hasta 1999, ejercicio en el que se disparó un 138,2 por ciento. Sin embargo, y más allá de la dimensión de la subida vista este año, lo preocupante es que el encarecimiento del oro negro se produjo en un contexto en el que la demanda mundial de crudo descendió por segundo año consecutivo. Este descenso no impidió el repunte del precio, lo que supone un aviso de los precios futuros a los que puede regresar el petróleo si se confirma la recuperación económica y el apetito mundial de crudo crece.

La deuda pública aguanta mejor de lo esperado...

Representó, sin duda, otra de las sorpresas más notables de 2009. Al menos en el Viejo Continente. A priori, la histórica avalancha de emisiones de deuda pública presagiaba una importante oleada de ventas en este segmento, con el consiguiente repunte de los rendimientos, que suben cuando el precio de los títulos baja. Sin embargo, tres motivos permitieron que la deuda estatal lo hiciera mejor de lo previsto. El primero, el descenso de los tipos de interés y la confirmación de que permanecerán en niveles históricamente bajos durante más tiempo. El segundo, las medidas excepcionales con las que los bancos centrales han buscado introducir dinero directamente en la economía, varios de los cuales han consistido en la adquisición de deuda pública. Y el tercero, la persistencia de los recelos entre los inversores, que no dudaron en protegerse en el papel estatal en las turbulencias periódicas que se siguieron sintiendo. Como resultado, los rendimientos subieron menos de lo previsto, y eso que en la recta final sí se vieron ventas más intensas. En el caso de los bonos españoles a diez años, la rentabilidad pasó del 3,81 al 3,97 por ciento. En los bund alemanes, de referencia en la eurozona, repuntó del 2,94 al 3,38 por ciento.

La excepción se vivió en Estados Unidos, donde el rendimiento de los bonos a diez años repuntó del 2,21 al 3,82 por ciento. O lo que es lo mismo, un incremento de 161 puntos básicos -o 1,61 puntos porcentuales-, el mayor desde 1999 y, en opinión de los analistas, todo un anticipo de lo que puede ocurrir en Europa durante el año que acaba de estrenarse.

... y la privada 'endulza' las carteras

Si la deuda pública lo hizo mejor de lo previsto en Europa, la lanzada por las empresas y los bancos cumplió las elevadas expectativas que estaban depositadas en ella. El solar financiero dejado por la quiebra de Lehman, que provocó un rápido incremento de los rendimientos de la deuda privada, y los recortes de los tipos abonaron el terreno para conducir luego a la mejor cosecha en este segmento en la última década. Como, además, el mercado de financiación se reabrió con las emisiones de empresas con alto grado de solvencia -en el caso español sobresalieron Iberdrola, Telefónica, Repsol, Gas Natural, Enagás, Santander y BBVA- que abonaban unos atractivos intereses, los inversores acogieron esos títulos con los brazos abiertos. "Se dieron las condiciones propicias y un año tan bueno como el de 2009 tardará mucho en verse", confirma Teresa Gimeno, responsable de la mesa de tesorería de Banif. Y dentro de la deuda privada, "los bonos corporativos han sido claramente el tipo de activo elegido por los inversores en 2009", precisan los expertos de Société Générale. Lo agradecieron los fondos de renta fija corporativa, con revalorizaciones medias que oscilaron entre el 15 y el 20 por ciento.

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