Fumata negra. Caja España y Caja Duero no fueron capaces este martes de llegar a un acuerdo sobre el reparto de poder en la nueva entidad, lo que deja en el aire la fusión que tenían prevista.
Tras casi siete horas de reunión los diez negociadores de las dos entidades no lograron un pacto sobre el reparto de sedes y composición del equipo directivo justo poco antes de que los consejos de administración tengan que votar el plan de negocio para presentarlo al Banco de España.
Fuentes de Caja España próximas a las negociaciones señalaron que las altas exigencias de Caja Duero en el reparto hacían imposible el visto bueno de la entidad con sede en León e incluso aventuraron que la posición de la caja que preside Julio Fermoso se mostraba deseosa de romper para explorar nuevas fórmula de integración interregional como la que ha iniciado Caja de Burgos.
Las fuertes divergencias marcaron el desarrollo del encuentro que transcurrió entre "mal y muy mal", según dijeron las fuentes consultadas por este periódico.
Estaba previsto...
La falta de acuerdo se produce a escasas horas de que se celebren los consejos de administración simultáneos de las dos cajas, este miércoles a las diez de la mañana, en la que se debía aprobar el plan de negocio elaborado por la consultora KPMG y supervisado por el Banco de España y el importe definitivo de las ayudas que se iban a solicitar al FROB, que rondaría los 560 millones de euros.
Este plan suponía también el cierre de 255 oficinas y la reducción de la plantilla en 900 personas. El próximo lunes estaba previsto que las dos cajas con los sindicatos para abordar la reestructuración laboral.