
Congelada. Así es como se encuentra Metrovacesa ahora mismo. Un panorama que no cambiará en los próximos seis meses. ¿El motivo? El reparto salomónico de la inmobiliaria que van a realizar los dos principales accionistas de la compañía y grandes rivales: Sanahuja y Joaquín Rivero con su socio Bautista Soler. Así fue el regreso de Metrovacesa al parqué.
La primera inmobiliaria española ha pisado el freno tanto en su carrera bursátil como en la carrera empresarial para dividirse en dos.
Mientras tanto la CNMV y su homóloga francesa analizan con lupa este pacto. De hecho, están pidiendo información a ambas partes para matizar el acuerdo, puntualizaciones que muchas veces se han convertido en sucesivas aclaraciones y rectificaciones. Aunque ambos supervisores prefieren que el mercado sea el primero en juzgar la operación y por eso han levantado la suspensión de cotización de la compañía.
Corrección de la acción
La pregunta del millón es qué harán los títulos de la inmobiliaria. Lo lógico es que el precio de la acción caiga, después de que Rivero y Sanahuja la valorasen a 75,65 euros, un 34,2 por ciento menos que la última cotización de la compañía. No obstante, la inmobiliaria puede volver a sorprender, al igual que lo hizo tras la guerras de opas. En ese momento, se esperaba que el título, que sobrepasaba los 80 euros, sufriera una corrección. Pero fue un pronóstico erróneo, ya que la acción llegó a superar los 130 euros.
Según el acuerdo firmado entre los ejecutivos, Metrovacesa (MVC.MC) y sus filiales no podrán sumergirse en la fiebre de compras en las que está inmerso en el mercado inmobiliario. Es decir, la compañía y sus discípulas no podrán realizar ningún movimiento corporativo que "exceda del desarrollo ordinario de negocio" hasta junio, periodo en el que finalizará la primera fase de la división, si las autorizaciones y trámites van viento en popa.
Ni Metrovacesa ni Gecina podrán realizar una operación cuyo importe global supere los 50 millones de euros o que conlleve la celebración de convenios o acuerdos con las administraciones en los próximos cuatro meses. Este acuerdo fue modificado también ayer a última hora. Ahora no hay un límite económico. Pese a esta puntualización, de manera temporal la compañía navegará a contracorriente del mercado, donde las inmobiliarias españolas apuestan por compras para crecer.
Trámites de separación
Lo triste de este divorcio es que se rompe un gran matrimonio. Se rompe en dos una gran proyecto con un valor bursátil de 13.000 millones de euros, que lideraba el mercado español y el europeo, para ver nacer dos pequeñazos con un gran potencial de crecimiento. Y es que finalizado este proceso de división ambos empresarios tiene intención de ampliar sus imperios del ladrillo, señalaron a elEconomista fuentes cercanas a los dos ejecutivos.
Antes de que se inicie este divorcio, el grupo pagará un dividendo complementario máximo de 2,5 euros por título a los accionistas, una forma de recompensarles. Luego se pasará a la primera fase, en la que Metrovacesa reducirá capital a través de una opa. En esa operación, Rivero y Soler venderán su participación del 36 por ciento a cambio de acciones de Gecina.
Los Sanahuja entregarán a Rivero las acciones de Gecina que se han quedado Metrovacesa, tras la opa. A cambio Rivero les pagará en especie: oficinas en el mercado francés por un valor máximo de 1.800 millones de euros. Estos inmuebles se integrarán en una filial nueva que creará Gecina para que conservar las ventajas fiscales.
Accionistas... a pagar
A su vez Rivero también elegirá activos de Metrovacesa por los que pagará 270 millones. En ese momento empezará una elección de inmuebles entre ambos empresarios a través de turnos. Primero seleccionará Sanahuja un paquete y luego Rivero, así consecutivamente hasta llenar el cupo marcado.
Tras esta elección comienza la segunda fase, que se efectuará en septiembre. Gecina lanzará un opa sobre sus propias acciones. Sanahuja venderá sus títulos. A cambio la familia catalana recibirá acciones de la filial de Gecina donde se encuentran sus activos de oficinas.
En la tercera y última fase, Rivero y Soler pagarán en efectivo 270 millones para quedarse con tres proyectos de Metrovacesa y que pasarán a formar parte de la cartera de la sociedad española que constituyan. Los actuales accionistas de Metrovacesa que se vayan con Rivero tendrán derecho de suscripción preferente para adquirir títulos de la nueva empresa española de Rivero, pero a cambio deberán desembolsar dinero.