LONDRES, 30 sep (Reuters) - Señales de alerta suenan en la sede de BBVA. La decisión de Francisco González de reforzar su control sobre el banco, relevando a su segundo de a bordo y asegurando su continuidad como presidente ejecutivo, es una preocupación para los accionistas.
Por Maragret Doyle y Alexander Smith
Pero, además, el carácter sistémico de BBVA (BBVA.MC)tanto en España como en un ámbito internacional bancario más amplio, también debería ser una causa de temor para los reguladores.
BBVA está incumpliendo los estándares de buen gobierno corporativo. Tiene un presidente con poderes ejecutivos que ha dirigido el banco durante una década y que ha cambiado los estatutos de forma que se le permite seguir al frente del banco durante cinco años. No dispone, en cambio, de un consejero delegado con plenos poderes.
El consejero delegado saliente, José Ignacio Goirigolzarri, parece haberse dado cuenta algo tarde de que la ambición de su jefe, de 64 años, suponía que no iba a abandonar su cargo y tomó la decisión de renunciar a liderar el banco.
Los estatutos de BBVA contemplaban inicialmente que 'FG', como se conoce en España al presidente de la entidad, se retirara a los 65 años, pero fueron cambiados hace tan sólo 18 meses para permitirle seguir al frente de la presidencia hasta los 70 años.
Al nombrar a Ángel Cano, antinguo responsable de recursos humanos, de infraestructuras y tecnología, de 48 años, como nuevo consejero delegado, González ha reorganizado a sus lugartenientes para que comulguen con sus ambiciones internacionales.
Hasta ahora, BBVA ha puesto sus miras de expansión sobre el mercado de Estados Unidos, donde recientemente adquirió la institución tejana Guaranty Financial, en un acuerdo auspiciado y garantizado por la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC).
La historia empresarial española está acostumbrada a ejecutivos que concentran muchos poderes.
De hecho, Emilio Botín, quien cumple 75 años el próximo jueves, tiene un poder similar sobre Santander, el principal competidor de BBVA.
Una serie de grandes compañías -- incluidas Telefónica , Repsol y Ferrovial -- están dirigidas por un solo responsable en vez de por el esquema de poder bicéfalo que prefieren las compañías británicas y estadounidenses.
Estos ejecutivos pueden presumir de muchos éxitos. A pesar de las recientes penalidades en el colapsado mercado inmobiliario español, los negocios empresariales han florecido desde la integración de España en la Unión Europea hace más de dos décadas.
Las empresas españolas se han convertido en verdaderos gigantes empresariales, protagonizando adquisiciones en su zona de crecimiento histórico en Latinoamérica y más allá.
Los dos grandes bancos han aprovechado la crisis para crecer con operaciones no orgánicas en un contexto en el que se han alabado internacionalmente las prácticas de gestión de riesgos de las entidades españolas.
No obstante, el éxito y las alabanzas ha reforzado el poder de los máximos mandatarios bancarios y un cierto egocentrismo. Estas circunstancias siempre son peligrosas en el seno de un consejo de administración, pero especialmente en la actividad bancaria. Para algunos, el orgullo desmedido estuvo detrás de la caída de determinados bancos internacionales en la crisis actual.
Para la mayoría de las compañías, un presidente con tendencia a aglutinar el poder sólo sería una preocupación para sus accionistas. Pero cuando los bancos se extralimitan, son los contribuyentes son los que pagan la factura.
Por esta razón, el Banco de España, que hizo una labor tan buena a la hora de prevenir a los bancos de verse atrapados por la crisis de las sub-prime (comercialización de los productos estructurados de gran complejidad), debería prestar una mayor atención a las estructuras de gobierno de las entidades.
(Editado por David Evans y traducido por Jesús Aguado)
(email: margaret.doyle@thomsonreuters.com, tel: +44 20 7542 5297)) (E-mail alex.smith@thomsonreuters.com; Phone +44 207 542 8983; RM: alex.smith@reuters.com@reuters.net)
COPYRIGHT
Copyright Thomson Reuters 2009. All rights reserved.
The copying, republication or redistribution of Reuters News Content, including by framing or similar means, is expressly prohibited without the prior written consent of Thomson Reuters.